Aparte de buen carácter, el librero ha de ser un buen mediador

Xosé Cobas es un pintor que también ilustra. No es más, ni menos, lo primero que lo segundo, pero es antes y se nota. Sus ilustraciones tienen una presencia notable que densifica los textos a los que acompaña. Amigo de lo sutil es también destacable su aspecto simbólico que lo vincula con lo poético. Ya dibuje el mar, un niño, una torre o un gallo, en todo se intuye “el otro lado” el misterio de lo cotidiano.Es muy gallego, en el buen sentido de la palabra, muy amigo de sus amigos escritores gallegos, ( Xavier Docampo, Fina Casadelrrey, Juan Farias, Agustín Fernández Paz) . Ha ilustrado más de 90 libros y ha participado y organizado muchas exposiciones de pintura.

Kirico: ¿Tienes una librería favorita a la que visitas con frecuencia?
Xosé Cobas: Sí, tengo más de una. En A Coruña la librería Lume, a la que cariñosamente llamo “Telopido”. Te lo pido, es la respuesta mecánica de Carmiña, una de las libreras, cuando el libro solicitado no queda en existencia. Lo cierto es que en un par de días el “te lo pido” pasa a ser un “ya lo tengo”.En Santiago, asiduamente visito dos. Una se llama Follas Novas, nostálgica por haber  sido de referencia y cita en mi época de estudiante. La otra forma parte del CEGAC (Centro Galego de Arte Contemporánea), una librería de parada obligada, cuando visito exposiciones del Centro, y de la que es difícil salir de vacío.Sería injusto no mencionar A Libreira, en Cambre, la librería del pueblo donde vivo. A Libreira es algo así como la tienda pequeña de barrio a la que se va en zapatillas y te enteras de lo que no está escrito en los libros. Una librería con alma.

Kirico: ¿Qué tiene esta librería de especial?
Xosé Cobas: No son librerías especializadas pero sí tienen algo de especial. Algo que, a parte de la llamada de los libros, hace dirigir hacia allí los pasos, quizás por la vetustez de su pavimento, o por el grato recuerdo de la presentación de un libro, o por la simpatía y profesionalidad de los que te atienden. Vete tú a saber…
Kirico: ¿Qué le pides a un buen librero o librera?
Xosé Cobas: Aparte de buen carácter, el librero ha de ser un buen mediador. Eso implica que además de vender libros, debe guiar al lector por el camino hacia lo bueno, lo óptimo, con la mirada puesta en lo excelso. Entonces no solo venderá libros, también hará buenos lectores.

Kirico: ¿Compras libros en otros lugares que no sean una librería? ¿Dónde? ¿Por qué?
Xosé Cobas: Alguna vez entro en un Macdonald’s y pido una hamburguesa. Una hamburguesa de serie, con patatas fritas y tomate de serie y con un servicio de serie.Si decido, por el contrario, tomarme un salpicón de marisco, me voy a Casa Celia (restaurante de comida casera muy próximo a donde vivo) cuya especialidad es, precisamente, el salpicón de marisco.Metafóricamente pretendo diferenciar la oferta y calidad literaria en las “grandes superficies” de lo que, a cambio, muestran las “pequeñas superficies” o  simplemente  las “superficies” donde, tal vez, la vetustez del pavimento pueda enamorarnos o el consejo del librero pueda hacernos más y mejores lectores.
Kirico: ¿Qué echas de menos en las librerías?
Xosé Cobas: En invierno (vivo en Galicia) un paragüero amplio y ordenado donde, al salir, el paraguas te encuentre a ti y no tengas que buscarlo dentro de un oscuro y abarrotado cubículo, como quien busca una imagen en un libro sin índice. Y, no solo en invierno sino todo el año, un espacio de pre-lectura que ayude a decidir la compra o el rechazo de un determinado libro; porque, ¿cuántas horas nos pasamos de pie frente a las estanterías con el libro en una mano, la otra en los riñones y basculando pesos entre la pierna izquierda, luego la derecha y viceversa? Pues eso… un asiento que nos soporte con libro incluido.

Kirico: Recomiéndanos un libro que descubrieras en una librería
Xosé Cobas: Intemperie, de Jesús Carrasco, editada por Seix Barral. Una grandísima novela de pocas páginas que me recomendó un amigo, por lo tanto no la he encontrado en una librería, la he buscado. Lo que sí he descubierto entre los estantes, y que recomiendo a los interesados en arte, ha sido un pequeño pero magnífico ensayo de Javier Maderuelo sobre Pablo Palazuelo. No recuerdo la editorial porque tengo la mala costumbre de prestar libros a los amigos… Ahora estoy buscando al amigo para poder recuperar este libro.