Cómic y "gran literatura"

Cómic y "gran literatura".
Aunque
parezca un artículo dirigido a especialistas o bibliotecarios no lo es.
Creemos que es muy adecuado para los libreros que quieran conocer algo
más sobre cómo se mueve el cómic entre los lectores, cuáles son sus
presencias y cuáles son los títulos con los que responde el mercado.
Creemos que leyendo este artículo os podéis hacer idea de lo que buscan
los jóvenes y los adultos que sin ser unos “frikis” del cómic estas
lecturas les interesan.
http://travesia.mcu.es/documentos/congreso_2bp/2a_sesion/comunicacion03.pdf
 
Tebeos para todos. Álvaro Pons.
“Pero,
¿qué haces leyendo tebeos, a tu edad?”. Debe ser ésta una de las frases
que más ha escuchado en su vida cualquier aficionado al cómic, siempre
sufriendo la baja consideración social que el cómic ha tenido,
calificado como arte menor, cultura basura o, simplemente, un…

Por en Para familias

Cómic y "gran literatura".

Aunque
parezca un artículo dirigido a especialistas o bibliotecarios no lo es.
Creemos que es muy adecuado para los libreros que quieran conocer algo
más sobre cómo se mueve el cómic entre los lectores, cuáles son sus
presencias y cuáles son los títulos con los que responde el mercado.
Creemos que leyendo este artículo os podéis hacer idea de lo que buscan
los jóvenes y los adultos que sin ser unos “frikis” del cómic estas
lecturas les interesan.
http://travesia.mcu.es/documentos/congreso_2bp/2a_sesion/comunicacion03.pdf
 

Tebeos para todos. Álvaro Pons.

“Pero,
¿qué haces leyendo tebeos, a tu edad?”. Debe ser ésta una de las frases
que más ha escuchado en su vida cualquier aficionado al cómic, siempre
sufriendo la baja consideración social que el cómic ha tenido,
calificado como arte menor, cultura basura o, simplemente, un producto
dedicado en exclusiva al público infantil. Argumentaciones que parten
del nacimiento de la historieta, tal y como la entendemos hoy, en los
periódicos americanos de finales del XIX, como suplementos dedicados a
los niños o a las personas de nivel cultural más bajo. Un inicio
humilde, pero que evolucionó rápidamente, hasta tal punto que apenas
cinco décadas después, John Steinbeck pedía el Nobel de Literatura para
un autor de cómic, Al Capp.

Pese a todos estos precedentes, en
nuestro país esta consideración parece que nunca hubiese llegado y, con
la excepción hecha de un pequeño periodo de la década de los 80, en la
que se integró de forma natural y profunda con la llamada “cultura de
la movida”, el cómic apenas ha tenido el más mínimo reconocimiento por
parte de la sociedad española. El tebeo ha seguido siendo, para lo que
podríamos denominar la “cultura oficial”, de segunda categoría, un
entretenimiento infantil que se debía abandonar con la llegada de la
madurez.

Sin embargo, parece que lentamente esta percepción está
cambiando. En los últimos años se ha producido en nuestro país un
inusitado aumento de nuevas editoriales, las novedades publicadas se
incrementan, año tras año, e incluso editoriales prestigiosas han
comenzado a incluir el cómic en sus catálogos. Pese a que el circuito
de distribución está muy restringido a las librerías especializadas, la
oferta de cómics se ha multiplicado de una manera extraordinaria,
atrayendo el interés de los lectores, que ha encontrado un medio maduro
en el que existen, desde productos comerciales, hasta arriesgadas
experimentaciones formales, pasando por obras que muestran una
diversidad temática y formal extensísima que pueden atraer a cualquier
lector. El cómic, el arte secuencial, se alza como un medio válido para
contar cualquier historia, ya sea una entretenida fantasía infantil,
una reflexión madura y profunda sobre el ser humano o un documento casi
periodístico sobre el 11-S, como hace poco veíamos en la prensa.

El
cómic ha entrado en un camino sin retorno hacia la equiparación con el
resto de la cultura, un largo periplo en el que todavía queda mucho por
resolver, como el difícil futuro del autor de cómic en nuestro país,
pero parece más diáfano y despejado que nunca. Pero el paso más
importante lo debe dar el lector, dejando los prejuicios a un lado y
atreviéndose a volver a descubrir que aquella maravillosa experiencia
infantil de leer tebeos se puede repetir con obras que satisfarán las
demandas del adulto más exigente.

Fuente: http://photos1blogger.com/blogger/2227/1421/1600/alvaro_pais.jpg