En recuerdo de Almudena Grandes

El pasado sábado 27 de noviembre falleció en Madrid Almudena Grandes, dejando un enorme hueco, literalmente irrellenable, en la narrativa española. Por si había alguna duda de ello, su entierro se convirtió en una conmovedora muestra de afecto por parte de miles de lectores, que acudieron con sus libros al Cementerio Civil, y que la […]

Por en Escritores

El pasado sábado 27 de noviembre falleció en Madrid Almudena Grandes, dejando un enorme hueco, literalmente irrellenable, en la narrativa española. Por si había alguna duda de ello, su entierro se convirtió en una conmovedora muestra de afecto por parte de miles de lectores, que acudieron con sus libros al Cementerio Civil, y que la despidieron con dolor y gratitud por todo lo que nos deja escrito.

Almudena Grandes fue, entre otras muchas cosas, una persona especialmente volcada hacia los lectores, entregada a ellas y ellos, y eso pasaba también por cuidar y proteger las librerías, algo que hizo a lo largo de los años con una constancia que rozaba el activismo, nos tenía un amor que más bien parecía una militancia. Por ello, el día de su muerte y los siguientes las redes sociales de las librerías se llenaron de testimonios de pesar y de admiración, de tristeza y de reconocimiento.

Por ejemplo, Alodia Clemente, de la Librería La Rossa (Valencia), publicó un tuit que, según nos cuenta hoy, se ha convertido en el más viral desde que abrieron esa librería feminista. Decía: “Nos deja, huérfanas, Almudena Grandes. Brillante escritora e inspiradora mujer. Siempre en nuestros corazones, en nuestras mentes y en nuestra lucha. Hoy es un día de profunda pena”.

Muchísimas librerías publicaron fotos de la autora en sus locales, o firmando en las casetas de esas ferias del libro en las que ella disfrutaba del calor y el cariño de la gente, y del mismo modo compartían recuerdos, anécdotas, opiniones sobre sus novelas o, sobre todo, sobre su carisma, su cercanía, su complicidad con todo lo bueno.

Almudena Grandes con el equipo librero de librería Jarcha

Almudena Grandes con el equipo librero de librería Jarcha

 

Así, por ejemplo, en la Librería Jarcha, de Vicálvaro (Madrid), recurrían a Miguel Hernández para despedirla: “Desconsuelo, ésa es la única palabra que nos sale. Y agradecimiento infinito es lo que le damos a Almudena Grandes. Gracias por contar nuestra historia y no rendirte nunca. Que la tierra te sea leve, compañera del alma, compañera”.

Desde la Librería Rafael Alberti (Madrid) hacían un guiño a su novela El corazón helado: “Nunca ha hecho tanto frío en nuestra librería. Nos acabamos de quedar helados al conocer esta noticia que ojalá no fuese verdad. Nos ha dejado Almudena Grandes, pero la recordaremos siempre así: sonriente, generosa, inteligente y fuerte; fuerte como nadie. Nos quedan sus libros. Les enviamos un abrazo enorme a Luis, Mauro y Elisa”.

Almudena Grandes con Lola Larumbe de Librería Rafael Alberti

Almudena Grandes con Lola Larumbe de Librería Rafael Alberti

En cuanto a la Librería Lé (Madrid), decían: “Ayer fue un día muy triste, se nos ha ido Almudena. Nos deja un océano de palabras, de coherencia, de fortaleza, de imaginación, de amistad… Siempre estuviste al lado de los libreros, atendiendo nuestra llamada, dispuesta a ayudar con inmensa generosidad. Permanecerás en nuestro recuerdo. Hasta siempre, amiga”.

Y por acabar con algunas librerías madrileñas (cuyo Gremio, por cierto, ha anunciado la creación del Premio Almudena Grandes para galardonar obras de escritores o escritoras jóvenes), desde la Librería Diógenes (Alcalá de Henares) hablaban con palabras que podríamos suscribir todas: “Nos hemos emocionado con sus libros. Hemos vibrado con su profunda voz. Vamos a echar muchísimo de menos a Almudena Grandes”.

Pero Almudena Grandes no sólo frecuentaba las librerías de su ciudad, sino que nunca mostró pereza a la hora de visitar cualquier librería en cualquier ciudad, y eso es algo que hoy hay que reconocerle. Así, en la Librería Gil (Santander) se declaraban “Sin palabras. Así nos encontramos después de conocer la triste noticia del fallecimiento de Almudena Grandes. Escritora infatigable con la que disfrutamos de muchos ratos en nuestra librería. ¡Siempre nos quedará su recuerdo!”.

Otras librerías que mostraron en su día su conmoción fueron:

Moito Conto (la Coruña): “Las librerías, las lectoras y la memoria no dejaremos de recomendarte y recordarte. Es un día de luto profundo y unánime para la literatura española”.

El Gusanito Lector (Sevilla): “El mundo de las letras está de luto. A veces se puede luchar y ganar… y otras no. Una enorme pérdida que nos llena de tristeza. Lo sentimos enormemente”.

Oletvm (Valladolid): Consternados… DEP ALMUDENA GRANDES. Oletvm siempre fue y será tu casa, en nombre de todo el equipo de Oletvm y de todos los lectores vallisoletanos nuestro pésame a la familia y amigos”.

Pero algunas otras librerías nos han querido contar después algunos otros detalles valiosos. Así, por ejemplo, Javier Luque, de la Librería Luque (Córdoba), nos emocionó al escribirnos que “Al coincidir en alguna ocasión con Almudena en esas añoradas comidas con autores que organizaba la editorial para los libreros, tuve la ocasión de contarle la historia de mi abuela, Pilar Sarasola, viuda al inicio de la Guerra Civil, cuando fusilaron a su marido, y que, de la noche a la mañana, se vio al frente del negocio [esto es, la Librería Luque, fundada por Rogelio Luque en 1919] y con dos hijos pequeños que sacar adelante en esos años de terror. Se ha escrito mucho sobre mi abuela con motivo del centenario de la Librería, e incluso se hizo un documental sobre su vida, pero desde Almudena mi mirada ya no es la misma; ahora la imagino como una de las heroínas de sus Episodios de una guerra interminable y sé que ya nadie lo narrará como lo haría ella. Descanse en paz”.

Por su parte, Vicente Velasco Montoya, de La Montaña Mágica (Cartagena, Murcia), nos dice que “Tuve el honor de conocerla en su última visita a Cartagena, en la primavera de 2018, cuando recibió el Premio a la Memoria Histórica. Me acuerdo de que antes de iniciarse la charla ante un salón de actos a reventar, me dijo: ‘librero, coge y guarda mi teléfono que si no me despisto’… Tan natural como siempre, como siempre la hemos querido. Durante el acto le llamó un par de veces Luis [García Montero, marido de Almudena Grandes].Estuve a punto de descolgar y saludarlo”.

Rodrigo Gallero Galván, de la Librería Machado (Coín, Málaga), nos cuenta estupendamente el impacto que vivió al leer Las edades de Lulú: “Empezamos a leerlo y las primeras páginas nos fueron confusas, hasta el punto de que no entendíamos qué es lo que nos estaba narrando, cuál era la acción que nos contaba la autora. Después ya descubrimos que las primeras páginas narraban la visualización por parte de una chica de una película pornográfica, con escenas homosexuales. Este libro, publicado en 1989, fue una autentica sensación editorial. Por recibir el Premio ‘La Sonrisa Vertical’ (tristemente desaparecido) y por estar escrito, y muy bien escrito por cierto, por una mujer. Esta ópera prima nos descubrió a una gran autora, Almudena Grandes, cuyos libros posteriores confirmaron su gran talla literaria”. Y, hablando de ese premio, dedicado a la literatura erótica, Agustín Muñoz Patón, de La Pecera (Ciudad Real), nos cuenta que para homenajear a Grandes, y en concreto a esa primera novela suya, “en mis redes puse la foto de sus libros con una sonrisa vertical en homenaje a su primer premio literario, con dos puntos y un paréntesis. Me pareció un modo original de despedirla”.

Almudena Amador, de la Llibreria Ramon Llull (Valencia), se declara abiertamente emocionada al recordar que “nunca olvidaremos a Almudena Grandes y para nosotras será siempre Hija Predilecta de las librerías. Vino a la Ramon Llull a presentar sus tres últimos libros: Los besos en el pan, Los pacientes del Doctor García y La madre de Frankenstein, este último muy poco antes del gran cierre de marzo de 2020. Recuerdo muy especialmente esta última ocasión y aquella cena con Carmen Velasco (responsable de Cultura del diario Las Provincias), que le había presentado maravillosamente. Nunca olvidaremos a Almudena Grandes. Fue muy generosa con nosotros y nuestra librería, también con las lectoras, para quienes siempre tenía tiempo y ganas. La librería estaba abarrotada aquella tarde de marzo, se nos acabaron los libros, tuvimos que dejar a gente fuera. Al entrar, de camino a la mesa de ponentes, se levantó una ovación espontánea y le aplaudieron durante todo el camino. La charla fue fabulosa y el público no podía estar más atento y ser más cómplice. Añado que lamento que el Ayuntamiento de Madrid no haya sido capaz de tener un gesto con una de las escritoras más leídas y queridas de la historia de nuestra literatura. Me parece incomprensible y toda una pena para los y las madrileñas. Nunca olvidaremos a Almudena Grandes”.

Finalmente, por seguir con lo de los homenajes, desde la Librería El Aprendiz (Puerto Real, Cádiz), Pepe Garrido nos cuenta que se ha iniciado una recogida de firmas para que el ayuntamiento dedique a Grandes un espacio delante de su biblioteca municipal. El texto con el que invitan a sumarse, es simplemente precioso:

“Necesitamos un lugar en el que honrar a la mujer que dedicó los libros de su vida a rescatar la memoria de otras vidas y los sueños de quienes las perdieron mientras luchaban por la libertad. A las vidas perdidas, a las mujeres humilladas, a las niñas que crecieron vestidas de miedo, a las que vieron palidecer su juventud entre las sombras, a las que envejecieron en el rincón oscuro de la historia, a las que murieron envueltas en un sudario de silencio.  A las que le robaron tiempo al tiempo para entregarlo luego, generosamente, a la vida del futuro.

Necesitamos un lugar en el que Almudena, narradora de historias rescatadas, siga contando al tiempo y a las gentes que la historia está en marcha, que no murió la historia por más que los verdugos lo pretendan.

Las mujeres y hombres que leemos sus libros, descubriendo la creación del arte de escribir en cada página, valoramos la honradez de la escritora que no se rinde a simplemente contar, sino que nos regala su forma de contar hermosamente.

Junto a la biblioteca, rodeada de libros, imaginamos ese lugar como un baluarte en el que Almudena nos sigue defendiendo del olvido”.