Entrevistas

Cuestionario librero nº 19: Alejandro Simón Partal

“Mis libreros predilectos son esos que tienen muy buen gusto pero que se mantienen a una distancia prudencial, los que no te invaden pero están ahí”, afirma el poeta, ensayista y profesor malagueño Alejandro Simón Partal, enfrentándose hoy a las nueve preguntas de las librerías. Un escritor que ha elegido el bien, lo bueno o la […]

“Mis libreros predilectos son esos que tienen muy buen gusto pero que se mantienen a una distancia prudencial, los que no te invaden pero están ahí”, afirma el poeta, ensayista y profesor malagueño Alejandro Simón Partal, enfrentándose hoy a las nueve preguntas de las librerías. Un escritor que ha elegido el bien, lo bueno o la bondad, en general y en todas sus formas, como la materia prima principal de su trabajo, merece automáticamente ser escuchado, y más si tiene el talento y la lucidez del trotamundos Simón Partal, que anda terminando una investigación que arrancó durante su residencia en Etopía. Centro de Arte y Tecnología (Zaragoza).

[Fotografía: Alejandro Simón Partal, en Zaragoza, 29 de junio de 2020. Fotografía de Juan Marqués.]

¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?

Creo que fueron los libros de dibujos que coloreaba en mi infancia. Más tarde, una especie de enciclopedia sobre sexualidad que los padres de mi amigo Fran guardaban en los fondos de su armario, y El Hombre elefante, en una edición de Plaza & Janés.

¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?

A Josephine, de Mujercitas.

¿Cómo eliges tu próxima lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?

Tengo la costumbre de estar al tanto de lo que van publicando unas siete u ocho editoriales que tengo como referentes. Y lo que compra la Biblioteca de Aragón, que ahora es la que más frecuento.

Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?

No acabé Rayuela. Y ya veo difícil que lo haga.

¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?

Tusquets tendría que reeditar los libros de Alberto Cardín y Alfonso Costafreda, y tendríamos que darle más espacio a la poesía de José Tolentino Mendonça. A ver si la editorial Milenio, que acaba de arrancar muy fuerte, se anima pronto.

Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)

Pocos. Suelo machacar las novelas que me gustan, las subrayo y acaban con manchas de aceite porque leo mucho en la barra de El Pescador, en Estepona. Cuando acabo suelo guardarlas en cajas, y dejo las estanterías para otros géneros. Es una cuestión de espacio y consulta.

Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…

Mis libreros predilectos son esos que tienen muy buen gusto pero que se mantienen a una distancia prudencial, los que no te invaden pero están ahí. Me da igual cómo sea el librero, lo importante es que cumplan su labor y nos salven la vida. Obedezco siempre a Pepito y Julia, de la librería Antígona (Zaragoza); Jesús, de La buena vida (Madrid); Tono, del Toma3 (Xixón); Víctor y Mapi de la librería Castillón (Barbastro), y los amigos de la librería Luces (Málaga).

¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?

Una sección de poesía que no produzca bochorno y que no esté en el cuarto oscuro del local.

Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios), y un libro reciente.

Libros recientes y clásicos a la vez son Reflexiones de un viejo teólogo y pensador (Trotta), de Leonardo Boff, y Mis padres (Cabaret Voltaire), de Hervé Guibert. Me encantaron Lo que nunca te dije (Cántico), de Raúl Alonso, y pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz (Anagrama). Espero con ansias la salida del libro de letras/poemas de Rafael Berrio (en La Veleta, de la editorial Comares).

[Y la pregunta número 10 de hoy la lanza Juan Marqués, coordinador de ‘Las Librerías Recomiendan’:]

“Te hemos traído aquí como poeta, pero yo, por puro egoísmo lector, quiero preguntarte por ese proyecto, o ensayo, o estudio o lo que sea, sobre el bien, sobre lo bueno, sobre la vida buena… en el que andas trabajando. ¿De qué se trata, exactamente? ¿Es algo general que vas abordando de distintos modos en todas tus obras, poemas, reseñas… o se trata de un posible libro futuro sobre ese tema, literalmente insuperable?”

Es un estudio basado en la gratitud, y no en descubrir nada nuevo en la poesía. Intento reconocer a esos poetas y pensadores que con su entrega han labrado un camino en el que podamos vivir de una manera más amplia, y que nos han transmitido serenidad, compasión, entusiasmo, fervor, esperanza. La poesía suele nacer de un desajuste con nuestra realidad, pero esa incomodidad o intranquilidad tiende a resolverse en el poema. Este libro es una colección de citas, de situaciones nacidas para esa abundancia de vivir. Me gusta recordar que los primeros cristianos, antes de comenzar su encuentro, se pedían perdón unos a otros, y después ponían a disposición sus abundancias y sus pobrezas. Y eso es lo que suele hacer el poeta, dispensar a los demás, aunque no atienda nadie.