Entrevistas

Cuestionario librero nº 7: Gabriela Ybarra

“Me gusta que el librero sea un poco sabelotodo. Me divierte que me cuente alguna anécdota sobre el autor o sobre la historia que estoy buscando”, afirma Gabriela Ybarra. La autora de El comensal, uno de los mejores títulos españoles de 2015 (y una de las óperas primas más asombrosas de los últimos años), anda […]

“Me gusta que el librero sea un poco sabelotodo. Me divierte que me cuente alguna anécdota sobre el autor o sobre la historia que estoy buscando”, afirma Gabriela Ybarra. La autora de El comensal, uno de los mejores títulos españoles de 2015 (y una de las óperas primas más asombrosas de los últimos años), anda sumergida en un segundo libro que, dice, “también es bastante autobiográfico”. Pero le hemos pedido que se distraiga un momento para responder a las 9 preguntas llegadas desde las librerías, más la “pregunta número 10”, lanzada hoy por Pilar Torres Vicente, de La Buena Vida (Madrid).

 

¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?

De niña era una lectora compulsiva. Mi padre trabajaba en la redacción de cultura de un periódico y traía a casa muchos de los libros infantiles que llegaban a su oficina. Tuve la suerte de crecer con una biblioteca enorme. Recuerdo poder recitar de memoria Osito, de Maurice Sendak, antes de aprender a leer. Igual que las historias de Sapo y Sepo de Arnold Lobel. Me costó dar el salto a la literatura para adultos. Seguí leyendo libros de Alfaguara infantil y juvenil casi hasta la universidad. Ahora que tengo un hijo pequeño estoy disfrutando de revisitar con él los libros de mi infancia. Me siguen interesando las tramas: los niños que se pierden, los animales que hablan, las cuevas…

¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?

Siguiendo con la literatura infantil, creo que me gustaría parecerme a Max, el protagonista de Donde viven los monstruos, y poder convertir mi habitación en un bosque o en un océano según se me antoje.

¿Cómo eliges tu próxima lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?

Suelo ir a la librería sabiendo lo que quiero. Normalmente, los libros que leo me llevan a otros libros. También me fío de las recomendaciones de la gente de confianza, entre las que hay algún librero.

Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?

Muchísimas. No he leído nada de Valle-Inclán, por ejemplo, pero tengo ganas de solucionarlo pronto. La acción de Luces de Bohemia transcurre muy cerca de mi casa, en el Madrid de los Austrias, y casi todos los días paso por delante de una placa que me recuerda mi carencia.

¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?

Rostros ocultos de Salvador Dalí. Me lo recomendó hace años un amigo y me deslumbró. El pintor escribió esta novela en tan sólo cuatro meses en jornadas de catorce horas. Es un libro con unas imágenes muy poderosas y estéticas. Me gusta más esta historia poco conocida de Dalí que sus cuadros.

Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)

Trato con muy poco respeto mis libros. Los doblo, los subrayo, les fastidio el lomo, tomo notas a bolígrafo en las guardas y en los márgenes… Creo que esto es una reacción a mi padre, que cuidaba tanto sus libros que me obligaba a lavarme las manos antes de tocarlos.

Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…

En general, en cualquier comercio, prefiero que me dejen explorar a mi aire. Pero si tengo preguntas, me gusta que el librero sea un poco sabelotodo. Me divierte que me cuente alguna anécdota sobre el autor o sobre la historia que estoy buscando.

¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?

Una buena selección, si tiene fondo, mejor. Un librero amable y con criterio también es motivo de peso para que vuelva. Me gusta que las librerías organicen eventos y que haya posibilidad de quedarse allí leyendo o charlando. Durante el confinamiento, uno de los comercios que más he echado de menos han sido las librerías; creo que son lugares de encuentro muy importantes para los barrios.

Por último, recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios), y un libro reciente.

Últimamente he estado leyendo mucho a Perec, de quien lo recomiendo todo. He disfrutado especialmente de Especies de espacios porque, para la novela en la que estoy trabajando ahora, estoy investigando mucho sobre arquitectura y sobre cómo los espacios que habitamos influyen en quiénes somos. Otro clásico que todo el mundo debería leer sobre el hogar es La poética del espacio de Gaston Bachelard. De literatura contemporánea, algunos de los libros que he leído últimamente que más me han interesado han sido Los errantes de Olga Tokarczuk, Primera persona de Margarita García Robayo y La isla de los conejos de Elvira Navarro [que será, por cierto, la protagonista de uno de nuestros próximos cuestionarios].

Y la “pregunta número 10” de hoy la lanza Pilar Torres Vicente, de La Buena Vida (Madrid), una de las librerías que Gabriela Ybarra tiene más cerca:

Estos días en los que seguimos en casa y ya empieza a hacer calor, he recordado una de las columnas que escribiste en El País hace un par de años en la que hacías un viaje imaginario de piscina a piscina. ¿Qué libros te llevarías a una de esas piscinas imaginarias?

Como parece que este verano no vamos a poder viajar muy lejos, recomendaría leer algún libro que nos lleve a otra cultura. Estos días estoy disfrutando mucho de El libro de la almohada de Sei Shonagon. Se trata de un diario de una dama de la corte japonesa del siglo X. Sus entradas no suelen ocupar más de un par de páginas, así que se puede parar y retomar la lectura con facilidad entre chapuzones. Me gustan especialmente sus listas: cosas y gente que me deprimen, cosas odiosas, cosas que hacen latir deprisa el corazón…

Gabriela Ybarra, en Madrid, 19 de mayo de 2020. (Fotografías de Juan Marqués).