Entrevistas

Enrique Vila-Matas: “Sin darme cuenta, creo que he hecho mi mejor libro”

Con “Montevideo”, regresa Enrique Vila-Matas al corazón de su propio universo literario, y nos ofrece una novela magistral, sabia, divertidísima, hermosa, y compleja.

Las enormes expectativas se están convirtiendo en clamor: con Montevideo, regresa Enrique Vila-Matas al corazón de su propio universo literario, y nos ofrece una novela magistral, sabia, divertidísima, hermosa, y compleja. Vila-matas recibe a ‘Las Librerías Recomiendan’ en la azotea de un hotel de Madrid, y charlamos durante cuarenta minutos sobre su libro y sobre libros, sobre su estilo y sobre estilo, sobre el humor y sobre la necesidad que de él tenemos.

PREGUNTA: Se está diciendo bastante que esta novela, de alguna manera, sería como una “summa vilamatiana”, en el sentido de que aquí recoge usted todas sus obsesiones, todos los temas que ha ido tratando, explorando o quizá incluso adelantando en otros libros.

RESPUESTA: Han confluido intereses, investigaciones…, y han confluido bastante mejor que en otras ocasiones en esto de unir ensayo y ficción, que es, en realidad, algo que venía haciendo desde hace tiempo. Yo creo que, sin darme cuenta, he hecho mi mejor libro… y ahora dicen “no, vuelve a lo anterior”, pero creo que es el mejor libro porque incluso adapto cosas que había hecho ya en El mal de Montano, como por ejemplo la ruptura: se cuenta una historia y el segundo capítulo dice “todo eso no vale, empezamos otra vez”, algo que yo quizá encuentro muy atrevido para hacer, al menos para un joven que empieza, pero que funcionó perfectamente, la gente lo aceptó. No sé si ahora lo aceptarían tanto, pero bueno…

P: Bueno, en general, a usted lo de desconcertar siempre le ha gustado, dar golpes de volante narrativos, “marear” al lector en el mejor sentido, incluso tomarle un poco el pelo… Siempre ha sido parte de su de su poética.

R: Mucho, y sobre todo por la influencia del Tristram Shandy de Sterne, que en el fondo viene de Cervantes, evidentemente, y que es un libro que me dio muchas ideas y sobre todo alegría, alegría para mucho tiempo. La alegría cayó un poco y ahora quizás he regresado, curiosamente. En ese sentido, creo que es verdad, como decías tú, que hay esta alegría, esta especie de “shandysmo” metido en el libro: no es el humor, especialmente, aunque dicen que tiene mucho humor, sino que impregna el libro para, después, también, ser un libro tremendamente profundo; es decir, más que otros. Quizás he hecho, sin darme cuenta, algo de Walser, por ejemplo, en El paseo: es muy fácil de explicar porque El paseo siempre encuentra muy bonito todo, todo, todo, mientras es de día, hasta que oscurece: cuando oscurece, aparece lo que está siempre detrás de esa felicidad de Walser, que tanto hacía reír a Kafka, y entra entonces la angustia, que es lo que está de fondo, pero que él escondía.

P: Quería preguntarle sobre el tiempo de redacción: intuyo que este libro lleva mucho tiempo escribiéndose, es decir, que se diría que ese juego interno que tiene de que escribió la parte de París, después hubo un bloqueo y al final surgió el final de forma casi casual, responde de alguna forma a la realidad, en el sentido de que se escribió no de forma lineal, sino a impulsos.

R: No, no fue así. Parece un poco el relato de los dos últimos años de mi vida, pero no es así. El borrador se hace cuando acabé las conversaciones con Anna María Iglesia, un libro que se llama Ese famoso abismo, de Wunderkammer, y eso lo acabé en diciembre del 2020, porque toda la pandemia estuve trabajando por mail con Anna María, y me sirvió bastante para estar escribiendo algo y no estar tan preocupado. Fue muy bueno. O sea que éste, en realidad, lo empecé en enero del 2021. El borrador ocupa todo el año 2021 hasta que en diciembre de 2021 entro en el hospital para lo del trasplante de riñón, que lo he querido decir para no volver a recurrir a algo que dije en el 2006, cuando tuve un colapso físico, y Paula, mi mujer, que es quien me ha dado el riñón, me dijo que no dijera que vuelve a ser lo del colapso, pues sería un eufemismo absurdo, y con lo del trasplante se aclara todo y no van a pensar que tengas otra cosa peor… A la vuelta, en enero o febrero de este mismo año, es cuando empiezo a trabajar muy a fondo en el libro, del que ya tenía el borrador…

P: Hay una librera que me ha pedido que le agradezca especialmente que no aparezca la pandemia, pero claro, es que, aunque haya sido escrita ya con el COVID entre nosotros, todo transcurre antes, de hecho acaba con referencias a los atentados de la Sala Bataclán.

R: Acaba en 2015, lo cual me obligó a ser muy consciente, en un momento determinado, de que no podían aparecer algunas cosas… Por ejemplo, cito la trilogía de Fresán, y luego me di cuenta de que en 2015 sólo había publicado el primer libro. Todo lo retoco un poco en función de eso: sé que el final es Bataclán, París… Es un libro escrito mentalmente desde París, pero también me doy cuenta al final, pero veo que no lo he escrito en Barcelona ni en Montevideo, desde luego, sino que es un libro muy francés en cuanto a que el personaje intenta ser un escritor francés y que el mejor modelo posible sería Paul Valéry. Quiere caer en el ensayo, y sobre todo en el pensamiento.

P: ¿Es verdad aquello de que la trama da igual, que la trama es un marco muy endeble, que, sea mejor o peor, en el fondo da igual, que el argumento es relativamente trivial, apenas un pretexto para divagar, o para desplegar la mirada?

R: Este libro es un viaje mental. Puede parecer que no habla de nada, pero, en realidad me dicen que sí tiene trama, aunque yo no la encuentro, la trama, casi… La dejo en la puerta contigua. ¿Qué hay en la puerta contigua? Ahí se acaba, ahí no cuento nada pues sería muy tonto que contara aquello en lo que el lector tiene que quedar atrapado hasta el final…

P: Sólo se vislumbra…

R: Estuve a punto de quitar algo del principio, pero no podía ser, mejor que se vaya preparando, se vaya anunciando que va a pasar algo con los cuartos contiguos…

P: Me he explicado mal… yo estoy de acuerdo en que hay trama en Montevideo, pero da la sensación de que la trama es relativamente secundaria, no en este libro, sino en general.

R: Sí, siempre se utiliza como excusa, siempre hay alguna trama porque si no es lo del principio, que es el diario de un escritor que quiere ser francés o algo así, por decir algo, pero aun siendo muy amable para leer, y me divertí mucho, no podía continuar por ahí…  Es cuando se da la ruptura y empieza la acción, digamos. Es lo que decía Banville: el estilo avanza con zancadas y la trama va detrás con la lengua fuera… Una de las cosas que más me molestan es cuando alguien ha ganado un premio y en la televisión dicen “la novela trata de…”. Nunca consigue que me importe eso, no es lo que busco en los libros.

P: En cuanto a los espacios de la novela, son todos reales, claro, pero a la vez, como sucede en realidad con todos los elementos que usted introduce en los libros, están distorsionados. Son esas ciudades pero no lo son.

R: Sí, son reales. La única en la que no he estado y por eso es tan breve es Reikiavik, y por eso sólo saco la cita de Cirlot. En cuanto a las demás, parto de experiencias y, por lo tanto, me muevo en espacios que he conocido, y con personas que he conocido. Normalmente no me invento demasiado aunque sí deformo después. Pero es bueno también, porque alguien decía que es mejor hablar de lo que conoces, y luego deformar lo que se quiera. Quizás he aprendido esa lección.

P: Me atrevo a preguntar sobre el humor. Usted no es muy barojiano, creo, pero Baroja…

R: Le leo con mucho gusto, pero no puedo decir que sea barojiano…

P: Parece que Baroja se molestaba cuando alguien decía “¡cuánto nos hemos reído con su libro!”. Fingía airarse, incluso en casos como el Silvestre Paradox, libros claramente cómicos. “Pues no sé por qué se ríen porque es algo muy serio”, les decía. Con usted, entiéndame, ocurre algo parecido: es un humor serio, hay un jolgorio secreto bastante difícil de etiquetar, muy difícil de entender, muy catalán quiza.

R: No, muy catalán no, porque no hay humor en Cataluña… al menos actualmente; antes había mucho… En los años 30 había unas revistas satíricas divertidísimas, bestiales, con Josep Maria de Sagarra, todo esto. Luego se fue perdiendo mucho.

P: Entonces, ¿cómo calificaría usted ese humor de sus libros? Muchos conectamos con él, lo pillamos.

R: Es un tipo de humor que yo creía que tenía todo el mundo. Al principio yo pensaba que todo el mundo me entendía y todo el mundo lo tenía igual y luego descubrí que era muy diferente todo y que es muy personal, y que sale posiblemente de mi padre. Creo que él fue el ejemplo, de él tomé sus notas de humor, la forma de hablar, no sé bien… El humor es una escapada de la tragedia clarísima. Cuando todo se pone muy serio, aunque sea yo mismo quien lo haya escrito, me río de lo que he escrito a continuación y pongo una distancia. El humor permite escapar. Y sobre todo huir de lo solemne, eso es terrible. Había un cura del colegio, jesuita, el padre Beltrán, que era un poeta italiano de Barcelona, amigo de Valverde y compañía, profesor de literatura. Se fue a Florencia y me envió una carta, y cuando yo le respondí me comentó “me escribe usted demasiado literario, escriba cosas normales”. De ahí pensé que, claro, faltaba un poco de humor en lo que había hecho, convenía relajarse…

P: ¿Qué libro anda leyendo ahora? ¿Qué libros ha traído a Madrid?

R: A Madrid he traído La familia de Sara Mesa, porque me la dio ella antes de ayer en Sevilla. Es el que voy a leer, pero también viajo con un libro con un título muy redundante con lo que hago, El arte de la ficción, que ha publicado Firmamento, donde está la polémica de Walter Besant con Henry James sobre la naturaleza de la novela. Me hace mucha gracia que Stevenson se mete de repente por medio y lo hace para meterse no con Besant, tan serio, sino con James, siendo lo que era Henry James, y se ríe mucho, es atrevidísimo… En el prólogo se dice que lo que quería Stevenson es que Henry James escribiera como él… Es buenísimo, me he divertido mucho…

 

[Preguntas y fotografía de Juan Marqués para ‘Las Librerías Recomiendan’]