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Allí, además, lo mejor no es la superficie, sino el fondo. En tiempos en los que las estanterías son una versión vertical de las mesas de novedades, el Retiro es una reserva india en la que usted puede encontrar, vivitos y coleando, esos títulos que los grandes almacenes suelen despachar con un perezoso: "Está agotado". No todo está perdido. Creo.Todavía se puede leer Cien cartas a un desconocido (Anagrama). Su autor es Roberto Calasso, y reúne los textos que él mismo escribió para las solapas de algunos libros publicados por su editorial, Adelphi: de Lolita al Libro de Job pasando por Auto de fe, de Canetti, la novela de un bibliómano que termina mal. Ojo pues.Lo que ya no está…

Por en Para libreros

Allí, además, lo mejor no es la superficie, sino el fondo. En tiempos en los que las estanterías son una versión vertical de las mesas de novedades, el Retiro es una reserva india en la que usted puede encontrar, vivitos y coleando, esos títulos que los grandes almacenes suelen despachar con un perezoso: "Está agotado". No todo está perdido. Creo.

Todavía se puede leer Cien cartas a un desconocido (Anagrama). Su autor es Roberto Calasso, y reúne los textos que él mismo escribió para las solapas de algunos libros publicados por su editorial, Adelphi: de Lolita al Libro de Job pasando por Auto de fe, de Canetti, la novela de un bibliómano que termina mal. Ojo pues.

Lo que ya no está disponible es La biblioteca de los libros perdidos (Paidós), un ensayo en el que Stuart Nelly repasa todas esas obras que sus autores -empezando por Cervantes y terminando por Hemingway- lamentan haber perdido. Nosotros les creemos, claro. ¿A quién no le han robado alguna vez la maleta con una obra maestra?

W. H. Auden dijo: "Algunos libros han sido injustamente olvidados; ninguno es injustamente recordado". No había leído a Nelly, en un artículo recién recuperado en Los señores del límite (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), una impecable antología, preparada por Jordi Doce, de los poemas y ensayos del más americano de los poetas británicos. El mismo que, hablando de leer, dijo: "El placer no es ni mucho menos un guía crítico infalible, pero sí el menos falible".

Fuente El Paìs