“14 de abril” de Paco Cerdà

14 de abril

14 de abril

Cerdà, Paco

ISBN

978-84-19089-23-6

Editorial

Libros del Asteroide

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Todo en este libro parece modesto, humilde. El tono general, las historias de la gente común, la brevedad de los capítulos, incluso los momentos en los que se habla de los protagonistas de la Historia con mayúsculas. Alfonso XIII, Alcalá Zamora o Carrillo, por ejemplo, son retratados en su dimensión humana, en la aceptación de una derrota, en la firmeza de una actitud, esto es, rebajando la épica casi siempre ensordecedora de las grandes citas históricas para situarlos a la altura de los ojos. La misma cita de Walter Benjamin que abre el libro nos habla un poco del carácter discreto (virtud escasísima hoy día) de su autor, Paco Cerdà, algo que ennoblece su trabajo así como el resultado final: “No tengo nada que decir. Sólo que mostrar”.

La primera parte de esa cita, “Método de trabajo: montaje literario”, también nos resume qué es este libro: Una sucesión de escenas ordenadas por horas según la regla monástica (Prima, Tercia, Sexta…) donde se nos cuenta qué sucedió en España un 14 de abril de 1931. Sí, todos sabemos qué sucedió, la llegada de la República después de unas elecciones municipales, pero pocas veces nos habían contado los detalles con una mirada tan inteligente, tan viva, tan conmovedora y tan escéptica a la vez. El resultado es una narración vertiginosa, arrolladora. Tan pronto estamos en el Ayuntamiento de Eibar, como en un pueblo remoto de Galicia, como en Barcelona de la mano de Maciá, como en la Plaza Mayor de Salamanca acompañando a Unamuno, como en la Academia General Militar de Zaragoza dirigida por un tal Franco. Las visiones trágicas son innumerables: la huida del rey hacia Murcia, la muerte de un adolescente en una manifestación de mineros en Huelva, un parto en Cádiz, la tensión en las redacciones de los periódicos, en las cárceles, en los hogares. Y no faltan los detalles berlanguianos que tan bien nos retratan: el Abc como un Sálvame de la época organizando una encuesta popular a aspirante a Reina que ganó la futura esposa de Alfonso XIII, la inglesa de nombre teatral Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, o la decapitación de una estatua del clásico Ramón Llull, que pasaba por allí…

Todo este mosaico, todo este gran cuadro panorámico viene precedido de un trabajo de documentación inmenso que abriría otro melón que es inevitable, al menos, comentar de pasada: la tensión entre Historia y Literatura (entre no ficción y ficción, y más allá, entre Ciencia y Arte), que, en nuestra opinión, no se excluyen sino que se complementan. Este trabajo hace bueno aquello que decía Américo Castro, “Los juicios históricos son verosímiles, no exactos”. No podemos dejar la responsabilidad del relato exclusivamente en manos de la Historia sino que necesitamos las grietas que abre la ficción, la imaginación, para respirar, para profundizar en la complejidad de los procesos. Y ese es el gran mérito de este libro, que con impecable rigor histórico y una alta sensibilidad para lo que se le escapa a la Historia, ensancha nuestra idea de lo que fue aquel 14 de abril, nos hace más conscientes como lectores y, quisiera pensar, nos acerca entre nosotros como ciudadanos.

Una última escena, tal vez una de las más tristes, puede resumir el destino de la República que comenzaba ese 14 de abril: Una instantánea del mítico fotógrafo Alfonso en la Puerta del Sol retrata a un militar enarbolando una bandera republicana, aupado por un grupo de civiles, casi casi como en una pintura de Delacroix. Ese mismo militar, Pedro Mohíno Díez, unos años después, en los primeros meses de la Guerra Civil, acabó fusilado, poco importa a estas alturas por quién.

 

Daniel Rosino, Librería Walden (Pamplona)