“Harley Quinn. Cristales rotos” de Mariko Tamaki y Steve Pugh

A los quince años, Harleen Quinzel apenas tiene cinco dólares en el bolsillo cuando su madre la manda a vivir a Gotham. Su vida no ha sido fácil y, siendo una adolescente, ya se ha enfrentado a un montón de situaciones complicadas, lo que ha hecho de ella una chica rebelde, excéntrica y diferente a todas las demás. Cuando la joven llega donde su abuela, descubre que esta ha muerto y en su lugar aparece Mama, la drag queen más fabulosa de Gotham, que la acoge ente los suyos y le da un hogar. Comienza el instituto y pronto se hace amiga de Ivy, ecologista y amante de las plantas que lucha por los derechos sociales y de las mujeres.

Así comienza su nueva vida y por fin parece que Harleen ha encontrado su lugar en el mundo, donde crecer y dar rienda suelta a su “yo” más auténtico. Es entonces cuando su fortuna cambia para siempre y nuestra joven protagonista tendrá que tomar decisiones difíciles.

El cabaret drag de Mama se convierte en la siguiente víctima de la ola de gentrificación que está asolando el vecindario. La familia Kane quiere destruir el barrio para construir nuevos edificicios y peligra la vida de todos sus habitantes y todo aquello que quieren, incluido el pequeño huerto ecologista de la familia de Ivy. En medio de todo este caos, aparece la figura de el “Joker” un misterioso jóven que planea destruir toda la ciudad y del que Harley se queda prendada.

Con toda su vida a punto de derrumbarse, Harleen está muy enfadada y quiere convertir su rabia en acción, para lo cual tendrá que decidir si unirse a su mejor amiga, quien está haciendo una campaña pacífica para convertir el barrio en un lugar mejor o, unirse al Joker, quien quiere sembrar el caos y la destrucción allá por donde pasa.

Alejándose del canon y con una nueva revisión acerca del origen de Harley Quinn, Mariko Tamaki nos presenta una obra original, fresca y actual desvinculándose de algunos estereotipos y clichés del personaje que todos conocemos, pero sin que pierda un ápice de su esencia. Centrándose en una adolescente que tiene que enfrentarse a la dura realidad, que tiene que madurar y tomar decisiones difíciles, descubriremos porqué la personalidad de Harley es así y como se va construyendo así misma.

Con todos estos elementos no es de extrañar que esta obra haya conseguido tres nominaciones al Eisner de este año; Mejor publicación juvenil, mejor guionista y mejor dibujo/entintación. Y es que si el apartado narrativo a cargo de Tamaki es un trabajo sublime, de lectura amena y muy bien construido y llevado a cabo, el trabajo de Steve Pugh a los lápices es igual de bueno.

Los dibujos en ocasiones fotorealistas, el manejo del color usando diferentes tonalidades cuando la historia lo requiere y el trazo limpio y bien marcado, hacen de la narrativa gráfica el completo perfecto para el guión, donde ambos se complementan de manera sobresaliente.

En definitiva, Harley Quinn: cristales rotos, publicado por Editorial Hidra, es una historia entretenida de principio a fin que, aunque enfocada a un público adolescente, se disfruta en cualquier franja de edad, tengas los años que tengas.

Es un cómic que lo tiene todo; unos personajes bien construidos y realistas con los cuales empatizas desde la primera página, un buen argumento donde la crítica social está a la orden del día y unos dibujos impresionantes. Lo que la convierten en una lectura divertida, reflexiva, ágil y dinámica que se lee de un tirón y que te deja con las ganas de más, porqué no. Aunque quizás no sea apta para aquellos que busquen el canon o sean más conservadores con este tipo de historias.

Además, es una buena lectura para iniciar a los más jóvenes en el mundo del cómic y conocer a personajes icónicos del universo DC. Con un formato fiel al original y manejable, y un buen precio que lo hace asequible, este tomo es un imprescindible en tu biblioteca. De lo mejor que hemos disfrutado en Avalon estas últimas semanas.

Cómic recomendado por Lucía Pérez de la librería Avalon Burgos y redactora de La Comicteca.