“Yo no sé de otras cosas” de Elisa Levi

Yo no sé de otras cosas

Yo no sé de otras cosas

Levi, Elisa

ISBN

978-84-9998-885-6

Editorial

Ediciones Temas de Hoy

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Yo no sé de otras cosas, de Elisa Levi, publicado por Temas de Hoy.

“¿A usted nunca le ha pasado que la vida se le enreda? Pues a mí la vida se me ha enredado, se me ha hecho un nudo que no sé cómo deshacer”…: una de las cosas que más me gusta de Elisa Levi es su valentía. La otra es su sabiduría.

Hay que ser muy valiente para mirar de frente la verdad, y para nombrarla. Para crear personajes puros (sinceros, honestos, verdaderos, francos) como Lea, la pequeña, la joven adolescente de diecinueve años protagonista de esta historia. Levi no juzga a su personaje, sólo lo retrata y nos lleva indiscutiblemente a la reflexión sobre muchas cosas. Y trata un tema muy delicado con naturalidad pero con todo el peso de su importancia. Levi mira nuestra oscuridad para iluminarla.

Hay que ser muy sabia para saber de algunas cosas aunque ella, según el título, “no sepa de otras”. Nuestra escritora sabe de dolor, ese que arde, de sufrimiento, sabe de vida, de muerte, sabe de frustración, sabe de amor, sabe de lágrimas, de risas, sabe de amistad, de familia. Levi sabe cómo contar una historia y eso me entusiasma como lectora.

No voy a develar mucho sobre la historia de Lea, sólo el esqueleto, los huesitos, porque lo importante, esas cosas de las que sabe Lea, mejor que las descubráis con ella, que ella os las cuente porque además es necesario, porque la profundidad de sus raíces se encontrará con las vuestras. Quizá os veáis como en un espejo y no sé si la imagen que os devolverá será una imagen horrorizada, o comprensiva o compasiva… con vosotras y vosotros mismos.

Lea vive en un pueblo muy pequeño, de esos olvidados de la mano de Dios, en el que hay un bosque. La gente que se adentra en él no vuelve, pero los perros que se pierden siempre regresan, junto a Lea y su madre, su padre, su hermana Nora, que tiene una minusvalía física y mental, y junto a sus tres amigos de la infancia: Marco, Javier y Catalina. Lea quiere irse del pueblo… pero también quedarse porque no puede marcharse… por amor, por lealtad a su familia.

¿Hasta dónde limita o no nuestra familia quiénes somos o lo que queremos llegar a ser? ¿A qué renunciamos cuando cuidamos a un ser querido? ¿Qué sentimos cuando lo hacemos? ¿Podemos no hacerlo? ¿Cómo soportamos el sufrimiento de los que amamos? ¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos huir? ¿Podemos quedarnos? ¿De qué somos capaces por amor? Y así la vida se enreda hasta hacerse un nudo.

A Lea se le vienen muchas canciones a la boca mientras cuenta su historia, y hace que quienes leemos nos acordemos de otras.

También me recuerda Lea a La hermana de Katia, de Andrés Barba, otro escritor que ilumina nuestra oscuridad. Creo que a partir de ahora las pensaré juntas, una sentada en la plaza Mayor de Madrid, observando el mundo, y la otra sentada en el banco de su pueblo frente al bosque del que nadie vuelve, rumiando decisiones que tomar: “Rumio señor, rumio lo que haré mañana, porque yo acabo de hacer algo, algo que me acompañará toda la vida, acabo de matar al mundo, señor”…
Después de leer este libro es imposible no sentarse y rumiar.

Sagrario Santamaría Martín, Librería Taiga (Toledo).