Un billete para la lectura (Mabel Amado – ABC)
Así comienza uno de los fragmentos literarios que desde ayer -y durante todo un año- se exponen en autobuses, vagones de Metro y trenes de Cercanías. Junto a este texto de Francisco Ayala («Recuerdos y olvidos», 1906) convivirán otros más de escritores y poetas como Sergio Pitol, Pío Baroja, Jorge Manrique, Antonio Machado, Almudena Grandes… Se trata de una nueva edición de la campaña de fomento de la lectura «Libros a la calle», que ayer presentó en la Real Casa de Postas la presidenta regional, Esperanza Aguirre, junto al vicepresidente del Gremio de Editores de Madrid, Federico Ibáñez, y la presidenta del Gremio de Libreros, María Purificación Prieto. En esta décima edición, se repartirán 22.000 nuevos adhesivos-carteles con dieciséis textos…
Así comienza uno de los fragmentos literarios que desde ayer -y durante todo un año- se exponen en autobuses, vagones de Metro y trenes de Cercanías. Junto a este texto de Francisco Ayala («Recuerdos y olvidos», 1906) convivirán otros más de escritores y poetas como Sergio Pitol, Pío Baroja, Jorge Manrique, Antonio Machado, Almudena Grandes… Se trata de una nueva edición de la campaña de fomento de la lectura «Libros a la calle», que ayer presentó en la Real Casa de Postas la presidenta regional, Esperanza Aguirre, junto al vicepresidente del Gremio de Editores de Madrid, Federico Ibáñez, y la presidenta del Gremio de Libreros, María Purificación Prieto. En esta décima edición, se repartirán 22.000 nuevos adhesivos-carteles con dieciséis textos diferentes seleccionados para que tengan sentido por sí mismos. Son extractos que recuerdan a Madrid, la naturaleza o la ciencia -conmemorando el centenario del Premio Nobel a Santiago Ramón y Cajal- y también de literatura infantil. Ilustraciones Con vistosas ilustraciones, estos carteles permiten al viajero identificar cada texto y leerlo en el intervalo entre dos estaciones. Sin embargo, esta breve invitación a la lectura tiene un objetivo más amplio. Como recordó ayer Esperanza Aguirre, «se trata de un aperitivo, un aliciente para que el viajero acuda después a las librerías o bibliotecas a «zambullirse» en los libros completos o en otros títulos del mismo autor o del mismo tema». Esta idea, en su origen afortunada por sencilla y eficaz, como recordó Federico Ibáñez, tiene este año dos extensiones en sendos Ayuntamientos. Zaragoza y Segovia se unen por primera vez a esta singular campaña para estimular a los viajeros a completar la lectura de las obras de los mejores autores de la literatura española y universal. También allí se compartirán las fantasías y recuerdos de variados escritores, que ayudarán al lector a adentrarse en la Sierra de Guadarrama, a descubrir la ciencia, el Madrid de la posguerra o de los años ochenta y hasta a vivir aventuras en ferrocarril. En total, se han instalado 8.500 adhesivos en los vagones de Metro, 7.000 en autobuses de la EMT e interurbanos y 5.500 en los trenes de Cercanías. Además se editarán 1.500 juegos de carpetas que se distribuirán en las bibliotecas y centros escolares y otros 200 en librerías. Esperanza Aguirre fue la encargada ayer de hacer los honores y pegar los dos primeros adhesivos en un autobús de la EMT -«Los tónicos de la voluntad», de Santiago Ramón y Cajal, y «Adivinanzas de animales», de Gloria Sánchez-. Pero la lista de libros continúa con títulos tan sugerentes como «La Sierra de Guadarrama», de Juan Pablo Avisón; «Estaciones de paso», de Almudena Grandes; «El bosque de los sueños», de Antonio R. Almodóvar; «La saeta», de Antonio Machado; «Nueva York», de Enrique Jardiel Poncela; «El bosque animado», de Wenceslao Fernández-Flórez… Perdone, ¿se baja usted aquí?