Una entrevista con Ana Garralón, Premio Nacional Fomento de Lectura 2016

Su trayectoria es recta y ancha. Es más un mapa que un camino, es más un territorio que un lugar. Ana Garralón ha estado siempre vinculada con los libros y, en muchos momentos, con los libros infantiles. Ha leído mucho y desde ahí ha vendido libros, investigado, escrito, enseñado, criticado, ha desarrollado planes de lectura, […]

Por en Librerías

Su trayectoria es recta y ancha. Es más un mapa que un camino, es más un territorio que un lugar. Ana Garralón ha estado siempre vinculada con los libros y, en muchos momentos, con los libros infantiles. Ha leído mucho y desde ahí ha vendido libros, investigado, escrito, enseñado, criticado, ha desarrollado planes de lectura, ha dado conferencias y ha traducido del alemán y del francés…Muchas cosas merecedoras de un premio. Ana Garralón está comprometida con un oficio que es la suma de muchos,  y que tiene como fin el estudio y la difusión de los libros para niños. Su periplo personal y profesional por América Latina y Alemania, al igual que su trabajo como librera, le ha aportado una visión amplia de la industria del libro, tan importante para entender cómo funciona la otra cara de la moneda, quizá la menos literaria, pero imprescindible para que los libros circulen y lleguen a los lectores.

¿Dónde crees que reside hoy día la singularidad de la librería física frente a otros medios y lugares para adquirir libros para niños?
Indudablemente en las relaciones personales que se producen: el librero conoce a sus clientes, los puede orientar, comprar novedades según conozca a sus clientes. Para los compradores de libros, aunque cada vez menos hay eso de “vamos de librerías”, entrar en un espacio con una buena selección de libros, dejarse orientar, y descubrir libros que no conocían sigue siendo algo muy especial…
¿Cómo valoras la existencia de librerías especializadas en libros infantiles y cómo se muestra esta especialidad además de en un predominio de títulos infantiles a la venta?
Cuando leo cosas sobre el futuro de la librerías, aparece insistentemente la palabra “especialización”, así que creo que es una ventaja frente a una librería general y desde luego una posibilidad de sobrevivir en una época tan cambiante.
¿Crees que los libreros especializados en libros infantiles cuentan con suficientes instrumentos para ejercer la recomendación más allá de la información que les transmiten los editores sobre sus libros?

Creo que los libreros que reciben información de las novedades tienen más que suficiente para armar su propia selección, en especial si están especializados y cuentan con criterios propios, además de leer lo que les dé curiosidad. Lo que creo que sería muy útil es que, además de los comerciales de las distribuidoras, recibieran la visita de promotores de editoriales para crear lazos entre ellos, rescatar libros para eventos especiales, e informarles de actividades específicas que puedan beneficiar a ambos.

¿En las visitas a tu blog http://anatarambana.blogspot.com.es/ o entre los alumnos matriculados a cursos en los que eres docente http://anatarambana.com/ sabes si encuentran los libreros?
En las visitas a mi blog no tengo ninguna manera de saber quién pasa por ahí (a no ser que dejen un comentario explicando qué hacen, lo que no suele ocurrir). En las más de 400 personas que han pasado por los cursos, apenas ha habido 2 o 3 libreros que se han presentado como tal.
¿Qué te gustaría que te ofreciera una librería infantil como profesional y como simple cliente que busca un libro para regalar?

Personalmente me gustaría que una librería infantil no piense que soy cliente solamente cuando estoy dentro de la librería. Esto significa invertir en páginas web o aplicaciones para captar mi atención cuando no puedo pasarme. Significa también poder comprar libros desde esa página que me van a enviar a mi domicilio. Todos andamos conectados, con móviles, tabletas y ordenadores ¿por qué las librerías no lo hacen también? Y con esto no me refiero a tener una página web con un catálogo de libros, sino a desarrollar una línea de negocio nueva atrayendo a clientes que tal vez viven a 20 kilómetros (¡o a 2000!) y ampliando el mercado. Cada vez que hago una reseña en mi blog me escriben de muchos lugares preguntándome dónde pueden conseguir los libros. Una librería que encuentre en internet potencialidad, podrá no solo atender un pedido, sino hacer recomendaciones personalizadas con boletines y vender incluso cuando la librería física está cerrada. Me parece el gran tema pendiente.

La fotografía de la entrada es de Fernando Lemos