Entrevistas

Cuestionario librero 117: Katixa Agirre

Katixa Agirre (Vitoria, 1981) es tan aguda, gamberra, chispeante y graciosa como sus propias novelas, pero lo es, también como ellas, de un modo discreto, amortiguado por cierta timidez. Ella prefiere escuchar, observar, y sólo de vez en cuando interviene con el latigazo inteligente o con el matiz exacto. Quienes hayan leído Los turistas desganados […]

Katixa Agirre (Vitoria, 1981) es tan aguda, gamberra, chispeante y graciosa como sus propias novelas, pero lo es, también como ellas, de un modo discreto, amortiguado por cierta timidez. Ella prefiere escuchar, observar, y sólo de vez en cuando interviene con el latigazo inteligente o con el matiz exacto. Quienes hayan leído Los turistas desganados (recomendada en ‘LLR’ en cuanto apareció en castellano) intuirán a qué nos referimos, pues la actitud es ésa: esa seriedad secretamente divertida, esa amabilidad amenazada por el buen chiste corrosivo, como un helado excelente de sabor ácido, esa mezcla de curiosidad por todo e indolencia panorámica que producía resultados literarios sobresalientes y en la que, por debajo de la complejidad o de la gravedad de la novela y de la vida, al cabo se apostaba por “ser felices de una manera general y simple”. Hace ya dos años apareció Las madres no (traducción de Amek ez dute), su segunda novela, todavía más osada y libre, y lleva veinte meses recibiendo aplausos. “La extravagancia moderada es requisito indispensable de cualquier currículum que se precie”, leemos allí, y eso también sirve para entender la “filosofía literaria” de Agirre: la oscuridad del tema que despierta la acción (el asesinato de dos niños a manos de su madre) era en realidad una catapulta para reflexionar no sólo sobre gestación, maternidad y crianza (que también), sino, más específicamente, sobre creación y trabajo con niños a cuestas, sobre la famosa “conciliación”: “Si tan bello, deseable y revolucionario fuera, ya se habrían ocupado los hombres de quedarse con la tarea mandando a las mujeres a trabajar fuera; sobre eso no debería haber dudas”… Quedamos con Katixa Agirre en la plaza de Unamuno, y caminamos hasta la ría, bordeando la Feria del Libro, con parada estratégica bajo los soportales de la plaza Nueva para entregarle un “cuestionario librero” que hoy viene abrochado con una buena pregunta de Pablo González, de la Librería Flappers (Getxo, Vizcaya).

[Fotografía: Katixa Agirre, en Bilbao, 6 de junio de 2021. Fotografía de Juan Marqués.]

¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?

¡Fueron tantos! Peor hay uno del que me acuerdo especialmente y coincide además con mis gustos y temas predilectos actuales: Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith Kerr, el relato autobiográfico de una niña judía huyendo del nazismo.

¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?

Siempre quise ser Tom Ripley, ese psicópata adorable y glamouroso que inventó Patricia Highsmith.

¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?

Casi siempre me recomiendan/envían libros amigos y colegas, pero lo que más me gusta es meterme en una librería y encontrar algo que no sabía que quería en el lugar correcto de la mesa.

Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?

Casi todas, la verdad. Tanta novedad no me deja centrarme en lo insoslayable. Casi no he leído nada de los clásicos rusos, por ejemplo. De Orgullo y Prejuicio de Jane Austen sólo leí una versión en “simple English” en el instituto, así que siempre me digo: “¿y cuándo lo voy a leer de verdad?”.

¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?

No sigo tanto la literatura extranjera como para creer que sé más que las estupendas editoriales que se dedican en cuerpo y alma a encontrar tesoros. En cambio sobre historia del cine sí hay clásicos maravillosos que deberían ser traducidos, por ejemplo An Empire of Their Own: How the Jews Invented Hollywood, de Neal Gabler, es un libro maravilloso que cuenta cómo surgió Hollywood y se convirtió en lo que es hoy. Hay un clásico de la literatura vasca (Haur Besoetakoa/La ahijada) de Jon Mirande, una historia turbia y lolitesca que bien merecería una nueva edición.

Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)

Supongo que hacer torres infinitas de “pendientes” pensando que así leeré más rápido.

Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…

Lo que más me gusta (y suelen hacer todos) es que me dé libertad, que me deje cotillear todo el rato que quiera, pero que si tengo una pregunta se explaye a gusto.

¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?

Un buen fondo más allá de novedades, pasillos, silencio, recovecos, un sillón…

Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios) y un libro reciente.

Recomiendo leer Salambó de Gustave Flaubert a cualquiera que tenga la tentación de escribir novela histórica. De las novedades de este año me ha gustado mucho Niños aparte, de Julieta Valero, híbrido novela/libro de relatos que pone el foco en la vida (¡interesante!) de dos mujeres de mediana edad.

[Y la pregunta 10 la lanza hoy Pablo González, de la Librería Flappers (Getxo, Vizcaya):]

“En Las madres no se plantea con crudeza la situación presente y pasada de la institución familiar, centrada en la figura de “la madre no”. Desde hace un par de décadas se viene hablando de la pérdida de la dimensión utópica en nuestra imaginación política, al mismo tiempo que se señalan las posibilidades que la literatura abre en la misma, a las que nos podría remitir el esperanzador último capítulo. ¿Cómo podríamos imaginar un hipotético “Las madres sí” futuro y cómo y desde dónde crees que se escribirá en el futuro?

Buena y pertinente pregunta.

Creo que hay mucho trabajo por hacer y parte de ese repensar la madre pasa por compartir nuestras experiencias, acortando la distancia que existe entre el mito que nos asfixia y las realidades vividas. Hablando y escribiendo sobre el tema, mostrando todos los matices, vamos arrojando luz sobre el hecho de que hay muchas maneras de vivir la maternidad y de que todas son válidas.

Y otra gran parte pasa por abandonar el adultcentrismo y empezar a poner a la infancia en el centro. La infancia es quien necesita de buenos padres y madres, así que dejemos el narcisismo y centrémonos en los y las pequeñas y sus necesidades.