Entrevistas

Cuestionario librero 72: Nuria Barrios

“Siempre salgo de la librería con sorpresas”, afirma la novelista, cuentista, poeta y traductora madrileña Nuria Barrios, un año después de la aparición de Todo arde, que estuvo entonces –y sigue ahora– entre nuestros recomendados (nuestras recomendaciones no caducan, no son provisionales, no existen “las recomendaciones de antaño”…). La autora de El alfabeto de los pájaros […]

“Siempre salgo de la librería con sorpresas”, afirma la novelista, cuentista, poeta y traductora madrileña Nuria Barrios, un año después de la aparición de Todo arde, que estuvo entonces –y sigue ahora– entre nuestros recomendados (nuestras recomendaciones no caducan, no son provisionales, no existen “las recomendaciones de antaño”…). La autora de El alfabeto de los pájaros o de los cuentos de Ocho centímetros ha estado últimamente traduciendo a James Joyce y, con ello, reflexionando sobre la traducción, tema que siempre hace que todo el edificio de la teoría literaria se tambalee, pues afecta al corazón mismo del lenguaje… Quedamos con Nuria Barrios en la puerta de Torre Arias y nos cuenta su historia (una historia pendiente de final feliz…), y saltando de parque en parque (aunque con la pena de no poder entrar a ninguno…) le entregamos el “cuestionario librero”, con pregunta final del poeta y periodista Antonio Lucas, que fue el “padrino” de Todo arde en su presentación madrileña:

[Fotografía: Nuria Barrios, en Madrid, 2 de febrero de 2021. Fotografía de Juan Marqués.]

¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?

Más que un libro, recuerdo los dos lugares que de niña alimentaban mi hambre lectora: la biblioteca de casa y una tienda al lado de nuestro portal, que era al mismo tiempo mercería-droguería-papelería-librería. Mis padres se hicieron del Círculo de Lectores y los hijos, sobre todo mi hermana mayor y yo, formamos una República Lectora. Nosotras elegíamos los libros y nosotras fuimos llenando los espacios que dejaban libre las enciclopedias con Tolstói, Dostoievsky, Stendhal, Conrad, Pearl S. Buck, Hemingway, Cela, Umbral, Mario Puzo, Laforet, Daphne du Maurier… En la tienda que había junto a casa nos hicimos con las aventuras de los Cinco y de los Siete Secretos, con las novelas de Agatha Christie, con los clásicos de Bruguera… A veces nos cruzábamos con Gloria Fuertes, que vivía en nuestro edificio y solía llevar sus libros al dueño de la tienda para que los vendiera a los niños del barrio.

¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?

Nunca tuve valor de convertirme en personaje de novela. Tengo cuatro hermanos con un ácido sentido del humor y me hubieran hecho la vida imposible.

¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?

Suelo elegir las lecturas en relación al libro sobre el que estoy trabajando. Me gusta conversar con la librera o con el librero sobre lo que ando buscando. Siempre salgo de la librería con sorpresas.

Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?

Don Quijote de la Mancha.

¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?

Me gustaría releer los libros que leí en mi infancia, y que antes cité, con nuevas traducciones. Muchas de esas novelas siguen en casa de mis padres y, cuando las abro y empiezo a leer, me asusto. Una buena historia siempre sobrevive a una mala traducción, pero lamento no haberlas leído por primera vez con toda su fuerza, con toda su belleza.

Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)

Para mí no hay nada inconfesable relacionado con los libros, a no ser que tengas la mala suerte de vivir en una abadía benedictina en la Edad Media donde los libros son tan venerados como temidos.

Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…

Una persona que te permite vagabundear a tu aire por la librería, sacar los libros, abrirlos, leerlos… Y, cuando le preguntas, sabe orientarte y sugerirte.

¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?

Muchos libros: todos los que busco y los que ni siquiera sé que existen. Y una selección en las mesas que vaya más allá del catálogo de novedades.

Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios), y un libro reciente.

Odisea, de Homero; Matar poetas, de Juan Cobos Wilkins; Medea, de Chantal Maillard.

[Y la pregunta 10 la lanza el poeta y periodista Antonio Lucas:]

¿De qué lumbre de arrabal, como algunos de tus personajes en Todo arde, recibes mejor calor: de la del verso o de la del párrafo?”
De la del párrafo, sin duda. El calor del verso es distinto: es más fulgor que hoguera, más intangible que físico. La lumbre del verso se asemeja a la luz de las luciérnagas.