Entrevistas

Paco Cerdà: “He querido contar el 14 de abril como una novela, pero sin inventar nada”

El escritor valenciano acaba de publicar “14 de abril” en Libros del Asteroide, libro de no ficción más votado por las librerías en noviembre

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El libro de no ficción más votado por las librerías de cara a este mes de noviembre ha sido un titulo que, de hecho, cuando sólo era eso, un título, apenas un proyecto, ya ganó un premio de no ficción, el que convoca la editorial Libros del Asteroide.

Ahora ese proyecto se ha ido desarrollando, se ha llevado a cabo y, por fin, se ha publicado, y el resultado es excelente. 14 de abril, de Paco Cerdà, implica una reconstrucción de mires amplias de aquella jornada determinante en la historia contemporánea de España, un largo martes en el que cambió ya no solo el signo político del país, sino su estructura social.

Hablamos con su autor para conocer algunas de las claves.

PREGUNTA: 14 de abril es, sin mucha discusión, un libro de no ficción, pero a la vez está claramente narrado, es narrativa, es un relato mucho más que un ensayo.

RESPUESTA: El estilo es un cruce de caminos. De la crónica periodística toma prestado el ritmo, la investigación y el intento de precisión; y de la literatura explota las emociones humanas y la reflexión sobre el papel de los anónimos, de los olvidados en la Gran Historia. Con ello he intentado armar una narración trepidante alejada de los libros de Historia. Una novela de no ficción, una crónica literaria del 14 de abril (con un punto poético), que ojalá sea deudora de grandes cronistas clásicos como Chaves Nogales, Ramón J. Sender o cronistas modernos a los que admiro como la escuela americana del New Yorker, entre ellos Joseph Mitchell o Gay Talese, la crónica latinioamericana actual como Martín Caparrós o Leila Guerriero, o autores franceses de no ficción como Emmanuel Carrère o Éric Vuillard. Fíjate que yo lo llamo “no fricción”: un género que permite el deslizamiento de una narración de hechos reales sin obstáculos, sin roces ni resistencias para el lector. Con las técnicas de la ficción, pero con el compromiso real de la no ficción para contar aquel día desde la aurora hasta el amanecer del día siguiente. Creo que nos faltaba rescatar la épica del inicio de la democracia en España.

P: Los fanáticos de las bibliografías agradecemos muchísimo ese apéndice final de “Fuentes”, necesario para dejar claro, que, por mucho que “novelices” el 14 de abril, no hay nada inventado. Quienes a lo largo de la lectura piensen, ante tal o cual dato “¿y esto? ¿de dónde lo ha sacado?”… tienen allí una detallada respuesta.

R: Ésa es la base de la no ficción: acreditar la veracidad de todo lo relatado. Hasta el más mínimo detalle: de qué color era el esmalte de las uñas de Margarita Xirgu en la representación teatral del 14 de abril (porque una imagen lo atestigua), por ejemplo. El libro ha comportado una documentación exhaustiva para poder narrar lo vivido aquella jornada histórica. Docenas de periódicos, archivos fotográficos, vídeos, documentales, películas, ensayos, tesis doctorales, artículos académicos, libros de memorias, crónicas, diarios personales, cartas, dietarios, telegramas, cables diplomáticos, partes policiales, pasquines políticos, alocuciones radiofónicas, informes de partido, fichas de afiliados, gacetas oficiales, estatutos jurídicos, sentencias judiciales, boletines militares, partes de defunción, registros meteorológicos, órdenes militares, el calendario lunar, estadísticas futbolísticas, textos teatrales, el romancero popular, letras de zarzuela y de los himnos que jalonaron aquella jornada… De allí sale casi todo. Un esfuerzo que responde a ese reto: contar el 14 de abril como una novela pero sin inventar nada. Ni una declaración. Ni un detalle.

P: En el último párrafo de ese epílogo parece insinuarse que quizás en futuros libros sigas la pista a algunas de las personas retratadas o aludidas en 14 de abril. ¿Es así? La verdad es que sería genial que este libro tuviera continuidad.

R: No lo había pensado, la verdad. Sería curioso que alguien siguiera los pasos de todos esos protagonistas anónimos y también conocidos y ver qué sucedió con cada uno de ellos. Qué fue de sus vidas. Cómo la Historia en mayúscula fue alterando su pequeña vida minúscula. Te animo a ello. Si lo hago yo, puedo acabar como la última víctima del 14 de abril, jeje.

P: Las páginas más conmovedoras son las que, para abrir cada bloque, están dirigidas a muertos, sobre todo si, como en un par de casos, se trató de muchachos de dieciséis años… Pensamos que en esa especie de redención de las víctimas, de acordarse de gente olvidada desde poco menos que aquel día está uno de los secretos de 14 de abril.

R: En gran medida, sí. Hay un aspecto esencial que domina la narración del libro y que movió todo su engranaje. Siempre ha circulado el tópico de que la República llegó sin derramamiento de sangre. Y sin embargo, no fue del todo así. Sí, es cierto: predominó la alegría, los bailes, las manifestaciones al compás de La Marsellesa. Todo eso se ve en el libro. Pero hubo quien pagó con su vida, con su sangre, la llegada de la República. Y este libro rescata su memoria. La memoria de los olvidados de la Historia. Uno de ellos, Emilio Arauzo Honorio, abre y cierra el libro. Un encuadernador en paro, que se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril después de haber sido tiroteado en una manifestación que pedía el fin de la monarquía. Y aporta datos inéditos sobre su caso, la última víctima del reinado de Alfonso XIII. También rescata las historias de Cándida, una pescadera de Moaña; de Teresa Claramunt, la virgen roja anarquista; del joven telegrafista Pàmies, tiroteado aquella noche; de Antonio el jornalero, de Francisco el manifestante, o del militar Eduardo. Todos ellos, vidas rotas en aquel 14 de abril. Es un esfuerzo por restituir su memoria. Partiendo de esa idea de Kant de que “todo hombre es un fin en sí mismo y nunca un medio para el uso, el beneficio y la explotación ajena”.

P: Por el otro lado, están Unamuno, y Marañón y Ortega, y un jovencísimo y aún anónimo Carrillo, y por supuesto Alfonso XIII… Tu libro es “totalitario”, no dejas rincón español sin explorar.

R: Digamos que es, más bien, “totalizante”, jeje. Tenía un interés fundamental: reflejar la diversidad. 14 de abril es un viaje a un solo día. Pero no a un solo lugar. He intentado que sea un mapa de historias sucedidas en Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Granada, Salamanca, Tarragona, Eibar, Jaca, Huesca, Palma, Cartagena, Moaña, Huelva, Cádiz o Melilla, así como sus repercusiones en París, Roma o Washington. También quería ir variando el prisma, como en un caleidoscopio. Relatar aquella jornada desde muchos puntos de vista distintos. Del punto de vista de un preso en Jaca con la maleta preparada. De la actriz Margarita Xirgu. Del ayuda de cámara del rey. Del jefe de la Guardia Civil. De un general llamado Francisco Franco en la Academia Militar de Zaragoza. De un poeta catalán que inspira a los independentistas. De una chica joven de extracción burguesa que se rebela contra sus orígenes Del militar que saca de Cádiz al infante don Juan, y que era republicano acérrimo y masón. Pero también de casos más curiosos. Como la selección italiana de fútbol, a la que le pilla el 14 de abril en Madrid. También quería reflejar la pluralidad ideológica. Sin maniqueísmos ni sectarismos. Quería contar aquel día desde la óptica de monárquicos temerosos y abandonistas. De republicanos audaces que se saltan la legalidad. De comunistas que recelan (desde el primer día) de una República burguesa. O de anarquistas descreídos y críticos con la república. Todos, con sus nombres. Con sus vidas. Con sus historias. Desde el compromiso que trasciende todo y que tú antes recalcabas: la mirada sobre los olvidados.

P: Queremos aprovechar a preguntarte por La Caja Books, sello editorial del que eres fundador. En pocas líneas, qué pretendes traernos en esa caja, qué quieres guardar ahí?

R: Fundé y dirigí La Caja Books, en efecto. Ahora la dirige Raúl Asencio. La Caja está siendo una voz editorial que arropa la no ficción, con el periodismo narrativo y el ensayo como puntas de lanza. Es un orgullo haber publicado ya libros de los reporteros polacos Jacek Hugo-Bader y Margo Rejmer, referencias indiscutibles del reporterismo europeo actual, así como a Francisco Martorell Campos, Kapka Kassabova, Patricia Nieto, Vicent Chilet, Lucas Martín, Aixa de la Cruz, Carlos Arribas, Ramón Cotarelo o Gonzo.

P: Y la pregunta con la que siempre cerramos: ¿qué libros, entre los aparecidos últimamente, nos recomendarías con mayor decisión?

R: Es la pregunta que todos esperamos. Ahí van:

Tolstói ha muerto, de Vladimir Pozner; Poco hombre, de Pedro Lemebel; En memoria de la memoria, de Maria Stepánova, y Agua y jabón, de Marta D. Riezu.

Todos comparten un rasgo: la elegancia y la calidad literaria desde la no ficción. Pura envidia.

 

 

[Preguntas y fotografía de Juan Marqués, para ‘Las Librerías Recomiendan’]