"Conocer Irán", de Patricia Almarcegui
Conocer Irán
Almarcegui Elduayen, Patricia
ISBN
978-84-16247-73-8
Editorial
Fórcola Ediciones
Conocer Irán es un libro extraño. Estupendo, pero extraño, lo cual es otro aliciente. Quien quiera hacer eso a lo que invita el título probablemente se quede algo desconcertado, porque es un libro demasiado personal y libre como para ello, de modo que por aquí tendemos a pensar que lo que en ese rótulo se indica es una experiencia de la autora, su propio conocimiento, y no una promesa: no algo que se ofrece, sino más bien algo que se comparte generosamente, y con buena calidad literaria. Sobre la situación sociopolítica de Irán en la actualidad se rescatan en las primeras páginas unos artículos de la autora exhumados ahora de la prensa digital, y en ellos sí nos enteramos de muchos asuntos pertinentes, pero es en las páginas testimoniales de su propio viaje (que son las que constituyen el grueso de un volumen que, en todo caso, es muy breve) donde el libro se hace literatura, crónica apasionada, algo duradero y especial.
Para que un viaje merezca ese nombre, y no sea un paseo por el mundo, ha de tener algo de errático, de improvisado, de imprevisible. Almarcegui lo sabe y se entrega a ello, sin planes y casi sin mapa, aprovechando las oportunidades, dejándose llevar, entregada a un azar que siempre trae premios. Almarcegui, además, hizo bien los deberes de lectora y sabe que “la literatura de viajes se caracteriza por la reescritura. El itinerario se prepara con los libros de otros viajeros”. Con esa protección adicional de las lecturas, más útiles que cualquier visado, Almarcegui se va sola a Irán siete semanas de 2005, y allí disfruta de los jardines, de los paisajes, de las ciudades demenciales y los desiertos vacíos, y lo hace con ojos curiosos, indagadores, y a veces hasta de poeta: “¿Qué sentiría la primera persona que abrió una granada y miró en su interior?”.
Pero, previsible y desdichadamente, que una mujer viaje sola tiene todavía sus precios, sus peligros, sus valentías, y Almarcegui ha sabido expresar cómo pocas el temor a las pisadas que te siguen y a los acosos (que no proceden tanto de los iraníes como de los compatriotas: a veces los hoteles son más tramposos que las calles nocturnas), lo abusivo de las preguntas (“¿Y tu novio te deja viajar sola?” es casi un estribillo en este cuaderno de notas), el hartazgo de tener que temer cuando sólo se busca plenitud, libertad, renacer. En ese sentido es éste también un libro muy pertinente, y, aunque no se centra en ello en absoluto, aporta la variante viajera a la necesaria serie de denuncias y reivindicaciones de signo feminista que vienen publicándose últimamente.
Más volcado hacia el interior (incluso hacia los recuerdos) que hacia el exterior, este libro narra un viaje más íntimo que social, más introspectivo que explorador. Y en eso reside buena parte de su encanto, y del éxito del resultado. Es un libro confidencial, generoso, finalmente feliz. Un libro pequeño y grande. Un libro sugerente y revelador. Hacen falta testimonios de gente satisfecha que sin embargo continúa en busca de su sentido, conforme y ambiciosa a la vez. Aquí tenemos un ejemplo muy conseguido.
Maria
2 mayo, 2018 at 8:59 am
Es el mismo libro “Escuchar Irán”, le han cambiado el nombre y lo vende como libro diferente.
No me parece una práctica justa, he comprado el mismo libro, eso si con diferente nombre
Maria
2 mayo, 2018 at 8:59 am
Es el mismo libro “Escuchar Irán”, le han cambiado el nombre y lo vende como libro diferente.
No me parece una práctica justa, he comprado el mismo libro, eso si con diferente nombre