“El final” de Attila Bartis

El final

El final

Bartis, Attila

ISBN

978-84-17517-98-4

Editorial

Editorial Sexto Piso

Donde comprarlo

La última novela del húngaro de origen rumano Attila Bartis, El final, fue escrita originariamente en 2015, después de casi quince años de silencio literario, y en 2020 ha sido traducida al español por Sexto Piso. Hasta ahora sólo estaban traducidas a nuestro idioma otras dos novelas suyas: El paseo (1995) y La calma (2001), ambas en la editorial Acantilado. Habrá que esperar quizá a que alguna editorial traduzca sus libros de relatos y ensayos, pero de momento tenemos esta nueva y estupenda novela, un acontecimiento literario de altura, una de las apuestas editoriales más interesantes de los últimos meses. Se trata de una novela intensa, quizá para lectores de largo recorrido, en donde el autor disecciona asuntos tan universales como el amor –el de verdad, el que una vez nace y se asienta dura ya para toda la vida–; los celos; el miedo a la vida y el miedo a uno mismo; y la cobardía, esa que limita, constriñe y ahoga, y que tan pesada carga resulta.

Los personajes de Bartis han sido aplastados por la vida, pelean, luchan, se aman y se hacen daño por igual en una constante y desaforada búsqueda de la belleza y de la felicidad, o al menos de un sucedáneo lo más parecido posible a ésta. Viven en un universo estrecho, gris, en donde parece que no es posible el color, como en una fotografía en blanco y negro. El lector se descubre a merced de estos personajes, de sus esfuerzos ímprobos por vivir, en una constante lucha consigo mismos y con el mundo que les rodea y que a menudo solo conduce a una inevitable autodestrucción. La fotografía como expresión artística está muy presente en esta novela –el autor es también fotógrafo–, y constituye la tabla de salvación a la que se aferra el protagonista para hacer frente a la vida, para aguantar, para tener la certeza de estar vivo: “(…) uno no es simplemente libre y ya está, sino que hay que confrontar ese hecho día a día. No olvidarse de que la libertad no es una simple evidencia.”

Se trata de una historia atravesada por el dolor de principio a fin, un dolor intenso, que nace de las entrañas, un dolor al que en cambio no se desprecia, sino que se mima, se cuida y hasta se alimenta para que dure toda una vida, y el lector tiene que aprender a manejarlo también, tiene que saber qué hacer con él y con esa tensión contenida que impregna toda la novela y que se torna presencia en todas las relaciones que los personajes mantienen entre sí, relaciones a trompicones, con diálogos que son como espasmos, como latigazos, que hieren pero no fulminan del todo.

Bartis ha necesitado de la historia de Hungría para contarnos la vida de sus personajes, para explicarlos, porque es algo inherente a ellos, algo que les define absolutamente: algunos de ellos participaron en su juventud en la revolución húngara que estalló en Budapest en el 56 y que luego se extendió por todo el país. Esta participación activa marcará sus vidas y las de sus hijos; el comunismo y la política autoritaria que János Kádár practicó durante décadas sobre el pueblo húngaro es algo que el autor no puede obviar. El hombre no nace solo en una isla en mitad de un océano, resguardado, protegido, sino que nace en sociedades complejas; el lugar, la historia, la familia, condicionan su vida en mayor o menor medida y es imposible escapar del todo, es parte de su individualidad: el hombre inmerso en su sociedad, la sociedad embebiendo al hombre, su alma.

No obstante hay lugar para la belleza en este libro, Bartis utiliza en ocasiones un lenguaje poético, sanador –que en medio de tanta grisura resalta más, brilla más–, pero se trata siempre de un lirismo contenido, sin excesos ni barroquismos, fugaz pero muy real. Y es aquí donde el lector sabe que debe dejarse llevar, que, con todo, la historia respira, fluye y, no sabiendo adonde le lleva ésta, continúa a su lado, porque el lector de esta novela, una vez comienza, sólo puede hacer una cosa: llegar hasta el final. Definitivamente ese final puede resultar sorprendente, luminoso, esperanzador.

Nada está escrito, es posible que, a pesar de todo, la vida acabe ganando la partida.

Ester Vallejo, Librería Jurídica Lex Nova (Madrid)

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