Historia de un ideal vivido por una mujer

Historia de un ideal vivido por una mujer

Historia de un ideal vivido por una mujer

Juana Rouco Buela

ISBN

978-84-938306-4-9

Editorial

La Malatesta editorial y Tierra de Fuego

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La reedición de la autobiografía de Juana Rouco Buela, publicada originalmente en Buenos Aires en 1967, es una valiosa oportunidad para aproximarse a la vida de una militante anarquista relativamente poco conocida en España, cuya trayectoria se enmarca en la “edad de oro” del anarquismo rioplatense de principios del siglo XX.
Nacida en Madrid en 1889 en una familia obrera, huérfana de padre a los cuatro años, emigra con once junto con su familia a Buenos Aires. Allí pronto comienza a frecuentar reuniones y asambleas de carácter social, aprende a leer y escribir de forma autodidacta, y se integra en el movimiento libertario y sindical que por entonces tenía una notable presencia en el país a través de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA).
En 1905 participa como delegada en el Congreso de la FORA, en el que se aprobó la finalidad del comunismo anárquico que, como ella misma señala, “me ha servido de orientación toda mi vida”. Posteriormente, toma parte activa en diversas actividades y movilizaciones, como la huelga de inquilinos organizada por la FORA en 1907, en la que se reclamaba la rebaja de los alquileres. También en ese año organizó el primer centro anarquista femenino de Argentina.
La intensa actividad desplegada por el movimiento tuvo como respuesta un endurecimiento de la represión policial y la puesta en acción de la Ley de Residencia. Dicha Ley se aplicó a muchos a militantes anarquistas, incluida Juana Rouco Buela que a los 18 años fue deportada a España.
Aquí se inicia un periplo de exilio, que la llevará sucesivamente a Barcelona, Madrid, Marsella, Génova y finalmente de vuelta a América, donde recalará en Montevideo en 1909. Diferentes ciudades por las que transitará sin renunciar a su militancia anarquista, y sin dejar de sufrir a consecuencia de ello la represión policial.
En Uruguay, desarrollará una intensa actividad como oradora y propagandista, por la que ya comenzaba a ser reconocida dentro del movimiento, contribuyendo a fundar el periódico La Nueva Senda, del que será directora. Su participación en un mitin de repulsa por el fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia, que desembocó en un duro enfrentamiento con la policía que protegía la embajada española, la obligó a pasar a la clandestinidad y posteriormente a fugarse a Argentina.
En 1910, mientras el gobierno argentino se disponía a festejar el centenario de la independencia, se convocó una huelga que paralizó el país y que fue contestada con una dura represión. En el marco de la misma fue detenida Juana Rouco Buela, y posteriormente extraditada a Uruguay. En este país intentará viajar como polizón a Francia, siendo descubierta pero no detenida, ya que el capitán del barco acordó dejarla en Brasil. Allí rehace su militancia y su vida y permanecerá hasta 1917, año en que regresa a Argentina.
En los siguientes años desarrollará una intensa actividad participando en diversos acontecimientos, como la Semana Trágica, la campaña pro-Radowitzky, las movilizaciones y denuncias por la matanza de obreros en la Patagonia, y la solidaridad internacional con Sacco y Vanzetti.
Desde 1922 reside en Necochea, donde funda el periódico anarquista femenino Nuestra Tribuna, que llegará a tener una tirada de 4 mil ejemplares y contó con la colaboración de mujeres anarquistas de diferentes países. Asimismo, en los años siguientes participará en diversas publicaciones anarquistas como Tierra y Libertad (México) y Mujeres Libres (Londres-Montady).
El golpe de estado de Uriburu en 1930 supuso un duro golpe para el movimiento anarquista argentino, que sufrió una fuerte represión de la que no volvió a recuperarse. A ello contribuyó asimismo el posterior régimen de Perón; un militar fascista que encabezó y promovió un movimiento populista para cooptar y desmantelar el movimiento obrero ─el “peronismo”─ cuyas nefastos efectos siguen persistiendo aún hoy en día en Argentina.
Estas circunstancias no propiciaron sin embargo el abandono de Juana Rouco Buela, quien hasta el fin de su vida siguió peleando por el ideal anarquista; un ideal que, en sus propias palabras, “ha sido y es para mí la única brújula segura para llevar a los pueblos el bienestar y destruir este engranaje social en que vivimos y que mantiene la s diferencias sociales entre los seres, y provoca las guerras, el dolor y la destrucción de todo lo existente”.
Este es un libro cuya reedición solo cabe celebrar. Porque nos permite rescatar la singular trayectoria de una mujer anarquista cuya militancia ha quedado en cierto modo opacada en la memoria colectiva ─como suele suceder─ por el relumbrón de tantos “santos varones”. Porque nos ofrece un retrato de primera mano de una etapa histórica en la que la FORA y el anarquismo rioplatense alcanzó su máximo esplendor. Porque nos habla de movilizaciones, como la huelga de inquilinos, que tienen una sorprendente actualidad. Y finalmente, porque -más allá de todas las derrotas y desengaños- nos transmite un mensaje de rebeldía que merece la pena ser escuchado.
Así, al final de su relato – tras constatar la enorme derrota que supuso el peronismo para el movimiento obrero anarquista- la autora concluye con este llamado: “Yo comprendo que la época es distinta a la que yo he vivido en mi juventud, pero creo que es necesario reflexionar y ver en el cambio de ideas, qué se puede hacer y qué se debe hacer, para que nuestro movimiento salga de esa semiclandestinidad en que hoy está, para que las nuevas generaciones lo conozcan, porque hoy, es muy reducido el número de jóvenes que nos acompañan y es entre ellos donde hay que buscar nuevos valores para poder continuar la lucha por el ideal anárquico, que es el único que ha de transformar el régimen social en que vivimos”.
Palabras lúcidas y que sin duda tienen eco y lugar en este inicio de siglo en las plazas y asambleas de Buenos Aires, Madrid, Barcelona, Tahir…, en definitiva, dondequiera que la rebelión colectiva y antiautoritaria contra el orden existente siga conservando su razón de ser.

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