"La hierba de las noches" de Patrick Modiano

La hierba de las noches

La hierba de las noches

Modiano, Patrick

ISBN

978-84-339-7894-3

Editorial

Editorial Anagrama

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Para leer a Modiano se requiere un determinado state of mind. Si Billy Joel cantaba allá por los años 70 aquello de “I’m in a New York state of mind“, la obra de Modiano podría hacer suya la frase y decirse que está en un perpetuo “Paris state of mind“. Porque el protagonista absoluto de sus novelas es siempre París y, para entender el París de Modiano, es imprescindible pulsar la tecla del piloto automático que nos acerque a este particular estado mental.

La hierba de las noches“, editado por Anagrama (en catalán “L’herba de les nits“, Editorial Proa) es el paradigma de la literatura de Modiano. Los personajes que pueblan la novela no son ni siquiera personajes, son figuras de contornos difuminados, sí, con sus propios nombres que los identifican y que, a la vez, porque sólo son nombres, los desfiguran por falta de presencia y entidad. Todo el mundo tiene un pasado pero en estos casos no hay manera de saber cuál es. Todo en Modiano tiene la consistencia de un pasaporte. Ineludible para transitar por sus páginas, es la clave que permite distinguir los sujetos individuales unos de otros y, sin embargo, no deja de ser un papel con simple valor documental. Es más, se podría decir que nuestro conocimiento de los personajes y sus acciones llega hasta donde llega el manual de instrucciones de un aparato incomprensible: tenemos al alcance los datos técnicos e ignoramos qué hacer de ellos. En nada ajena a esta sensación de vacuidad es la magnífica construcción que levanta Modiano, haciendo partir el relato de unos apuntes perdidos e inconexos en una libreta, que sólo sirven para certificar nombres de lugares y de personas y frases cogidas al vuelo, y con los que se pretende recuperar un episodio de por sí oscuro del pasado. Qué han hecho y cómo han llegado donde han llegado esos personajes se nos escapa y sólo podemos especular a base de indicios aventurados, de suposiciones no fundamentadas y de sospechas infundadas. Valga el oxímoron para decir que la nebulosa que rodea los orígenes de todo ello es la materia sólida con que se construye el relato. Y en este escenario el narrador es la víctima principal. De sus compañías, no importa si por dejadez, negligencia, incapacidad o por la desmemoria que impone el paso del tiempo, lo ignora todo. Se relaciona con ellos con aquella incomodidad de quien cierra los ojos y pone la mano sin saber la textura de lo que va a tocar. Incluso su relación con Dannie, la protagonista, que se intuye estrecha e íntima, está cartografiada según las coordenadas de la precaución y la reserva. Y hablando de cartografía, hablemos de París. El París de Modiano se apropia de la novela con la soberbia de un dictador. Cada evento, cada conversación, cada movimiento, cada recuerdo, en definitiva, todo lo que habita la novela tiene una aguja clavada en el mapa de París. La precisión quirúrgica con que el narrador sitúa los hechos en el espacio contrasta con la indefinición con que los ubica en el tiempo. Los parámetros temporales se sostienen con pinzas, mientras las variables espaciales se clavan como estacas. Como aquellos sueños en que es imposible precisar el momento en que han estado sucediendo los hechos soñados y, en cambio, queda nítida la imagen correspondiente al lugar donde se han estado produciendo, la novela de Modiano se ampara en la concreción del espacio y prescinde de la abstracción del tiempo. Las calles, las plazas, los hoteles y los bares de París tienen, por supuesto, una entidad física y ésta es la que permanece en la memoria. El tiempo es una invención intelectual y, como tal, escapa al recuerdo y dificulta su aprehensión. Ahora bien, que nadie se espere un París de postal, ni los Campos Elíseos ni el Montmartre de los turistas; el espacio que se impone es el de los suburbios, el de la sordidez marginal, un circuito alternativo.

La narrativa de Modiano, y La Hierba de las Noches es una prueba, puede llegar a incomodar e, incluso, a exasperar al lector más tradicional, aquel que necesita introducción, nudo y desenlace, una geografía reconocible por donde transitar. Modiano nos da el mapa detallado, pero prefiere que el lector ignore las condiciones del viaje. Welcome to Paris state of mind!

Esteve, La Llar del Llibre, Sabadell.

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