"Las dos muertes de Ray Loriga", de Daniel Jiménez
Las dos muertes de Ray Loriga
Jiménez, Daniel
ISBN
978-84-17747-02-2
Editorial
Galaxia Gutenberg
He aquí una propuesta literaria interesante, distinta, sorprendente. Se sitúa claramente desde el mismo título dentro de la moda narrativa que mezcla con toda la audacia posible la realidad del mundo de aquí afuera con los caprichos o necesidades de la ficción, al tiempo que su autor aprovecha para ajustar cuentas pendientes consigo mismo, para ordenar y reinterpretar su propia experiencia ayudado por las muletas de la imaginación, para pedir perdón y dar las gracias, para resolver capítulos privados y poder mirar hacia delante. Es, pues, mucho más que una moda (una moda, por otra parte, que tanto en narrativa como no digamos en poesía lleva vigente varios siglos), y que la necesidad de “lavar trapos sucios” ante el público se haya convertido en eso que los observadores del mundo llaman tendencia (encontrar tendencias es muy tendencia) no le resta valor. Lo que cuenta en la literatura es la verdad (una verdad, por descontado, que tiene poco que ver con la exactitud real de lo que se cuenta), y después, enseguida, la calidad, el talento, el poder significativo del texto. En estos sentidos es muy reveladora la cita de Simon Critchley que leemos al frente de esta segunda novela del madrileño Daniel Jiménez, tres años después de su Cocaína: “Escribir te permite dar las cosas por zanjadas: los fantasmas, las obsesiones, los remordimientos y los recuerdos que nos despellejan vivos”.
Más que a la autoficción, Daniel Jiménez da una vuelta de tuerca a la metaficción, y las páginas que dedica a releer y analizar los libros de Ray Loriga no son menos trepidantes que la parte policiaca en Buenos Aires, ni en realidad menos confesionales o íntimas que aquellas en las que el autor, o el personaje hecho a su medida, revela sus heridas más privadas. Con el pretexto de la muerte de Ray Loriga (pero este muerto está muy vivo: la semana que viene se distribuye su Sábado, domingo), y tomando como sistema vertebrador de la narración el análisis, libro a libro, de su obra, Jiménez construye una novela en dos partes, una española y otra argentina, una de planteamiento y otra de desenlace, una más ensayística y personal y la otra más trepidante y puramente novelesca, una de abrirse en canal y otra de entregarse gozosamente a la fantasía desatada. Ambas líneas hacen, con todo, incursiones y hasta escaramuzas en la parte que no les corresponde, pero eso sólo contribuye a la deliberada ambigüedad del relato.
Bien escrita, rebosante de fuerza, bastante magnética, Las dos muertes de Ray Loriga es una novela que funciona. Y despierta además las ganas de releer a Loriga, al que aquí se cita con profusión, como esa sentencia de Za Za, emperador de Ibiza: “Tú no escribes un libro sobre el mundo, escribes un libro desde un lugar del mundo. Hay que esquinar la mirada y ser valiente. Los cobardes, ¿sabes?, no escriben libros”.