“Obra completa” de Manuel Chaves Nogales

Obra completa

Obra completa

Chaves Nogales, Manuel

ISBN

978-84-17977-47-4

Editorial

Libros del Asteroide

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Lo que ha sucedido con la figura y la obra de Manuel Chaves Nogales es tan extraordinario como esa misma obra literaria, y su edición completa, ahora, en cinco imponentes Libros del Asteroide, es la espectacular (y necesaria) culminación de un proceso que ha sido menos rápido de lo que parece, pero a la vez también fulgurante.

El resumen, negligente pero necesariamente breve, sería éste: durante mucho tiempo (quiero decir durante el franquismo, y aún un poco después, hasta los años 80), Manuel Chaves Nogales era, en todo caso, el autor de una curiosísima y a la vez bastante popular biografía del torero Juan Belmonte. Llegaron los 80 y entonces el editor sevillano Abelardo Linares, de Renacimiento, encontró en algún lado y leyó los cuentos de A sangre y fuego, la única obra de ficción “plena” de Chaves, y le pasó el “chivatazo” a su amigo Andrés Trapiello, que andaba escribiendo Las armas y las letras, su ya canónica monografía sobre la literatura en la Guerra Civil. Es en ese libro donde por primera vez se reivindicó la importancia de aquel libro de 1937 (igual que en posteriores ediciones se ha subrayado la importancia de La revolución española vista por una republicana, de Clara Campoamor, de las memorias de José Castillejo, o de Celia en la revolución, de Elena Fortún). Paralelamente, otra investigadora sevillana, María Isabel Cintas (autora después de una solvente biografía del escritor), iba encontrando y recopilando otros libros de Chaves que acabaron siendo editados por la Diputación de Sevilla en un primer intento de obra completa. La edición de A sangre y fuego levantó, naturalmente, el interés, y a partir de ahí comenzaron las recuperaciones, en las que marcó un hito la que Libros del Asteroide, recién fundada en Barcelona, hizo de El maestro Juan Martínez que estaba allí, con prólogo del propio Trapiello pero seguramente recomendada a la editorial por Jordi Amat, que por aquel entonces andaba escudriñando las biografías escritas en España durante la “Edad de Plata de la Cultura Española” (esto es, los años que van del inicio de la Primera República al final de la Segunda, desde el joven Galdós al joven Ridruejo). Desde entonces, en fin, tanto Asteroide como Renacimiento han ido recuperando casi todos los títulos de Chaves, a veces meritoriamente encontrados en revistas mexicanas o francesas muy desconocidas, como los que acabaron en Los secretos de la defensa de Madrid o las Crónicas de la Guerra Civil.

Quienes ya han leído al sevillano no necesitan que se les explique por qué se ha producido esto, por qué tantas ediciones a lo largo de los años, por qué tantas pesquisas y búsquedas y hallazgos, por qué tanta reivindicación, tanta insistencia, tanto clamor y tanta extraña unanimidad, tratándose de un periodista que opinó sobre todo lo opinable de sus años, que se comprometió, que no se puso de lado a la hora de lanzar sus juicios o conclusiones. Yo tengo verdadera debilidad por La vuelta a Europa en avión, una temprana excursión a la Rusia de los bolcheviques con juicios atinadísimos, retratando los pros y los contras de la revolución de 1917, analizando la sociedad soviética a la altura de 1921 (en un libro muy parecido al Viaje a Rusia de Josep Pla, con quien Chaves, junto a otros como los gallegos Julio Camba y Augusto Assía formaría el póker de periodistas de lujo de aquellos años), pero es en el increíble prólogo a A sangre y fuego (firmado en febrero de 1937) o en La agonía de Francia donde Chaves dio realmente muestra de su poder analítico y casi visionario, explicando maravillosamente no sólo lo que había pasado o estaba pasando, sino lo que iba a pasar, con una puntería poco menos que imposible.

La exigente y reconfortante reunión, ahora, de toda la producción “chavesiana”, con textos nunca reeditados, y con nuevos prólogos, es, claro, una ocasión perfecta para que los ya convencidos releamos al autor y, por tanto, nos reencontremos con su inteligencia, su claridad, su humor o su compromiso radical con el parlamentarismo y la democracia en años en que esas necesidades se veían amenazadas por todos lados. Y, quienes no lo conozcan, tienen ahora una ocasión perfecta para sumergirse en su ideología desideologizada, en su sensatez, en su lucidez, en su sencillez, en su tino. El caudal recuperado puede parecer abrumador, pero vaticinamos que cualquiera que se atreva a comenzarlo lo terminará en pocas semanas. Pocas veces, en el contexto español, la “no ficción” ha proporcionado una lectura más adictiva, más sabrosa, más consoladora, en el sentido en que demuestra que en los años de la barbarie hubo personas insobornables, libres y valientes, gente que se negó a envilecerse disfrazándose de nada que no fuese la pulcritud civil y el respeto a los derechos de todos. Era un hombre de su tiempo, por supuesto, y por tanto no llegó a asimilar algunos aspectos (en La vuelta a Europa en avión, por ejemplo, le escandaliza la permisividad con que en el Berlín de entreguerras se visibiliza la homosexualidad), pero su figura queda claramente como la de uno de los periodistas y observadores más sagaces, adelantados e, insisto, más fanáticos del no-fanatismo. Chaves Nogales fue algo así como un historiador de su propio presente, en cuanto a la objetividad, y leerle implica iluminar de una forma mucho más nítida lo que sucedió en Rusia desde 1917, y en Asturias en 1934, y en España en 1936, y en Francia en 1940… Era alguien que, de alguna manera, nos estaba hablando a nosotros, aún más que a sus contemporáneos. Y cada vez que se le reedita es como si volviésemos a entender, casi en directo, todo aquello. Chaves Nogales es nuestro mejor corresponsal en el pasado todavía reciente, y leerle parece estrictamente indispensable.

Juan Marqués, para ‘Las Librerías Recomiendan

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