Entrevistas

Leire Bilbao. “La literatura infantil es un campo donde puedo correr con los pies descalzos”

Charlamos con la poeta Leire Bilbao, autora que ha destacado en el campo de la literatura infantll y juvenil. con títulos como Bestiapoemas o Bichopoemas

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Charlamos con la escritora Leire Bilbao (Ondárroa, Vizcaya, 1978), autora de Bestiapoemas, uno de los libros infantiles más recomendados por las librerías del mes de noviembre, y que continúa la estela de su anterior Bichopoemas, premiado por las librerías especializadas con el Premio Kirico 2019. Leire Bilbao comenzó en el campo de la poesía con títulos como Entre escamas o Etxeko urak, pero es en el género de la literatura infantil y juvenil donde ha desarrollado una carrera más que exitosa que comenzó en 2006 con Amonak nobioa du, eta zer? (La abuela tiene novio, ¿y qué?) y que a día de hoy cierra con su reciente Barruko Hotsaketa beste soinu txiki batzuk, que publica junto a la ilustradora Maite Mutuberria y presentan al tiempo que editamos esta entrevista.

PREGUNTA: En tus Bichopoemas y, ahora, en tus Bestiapoemas se ve nítidamente algo que, sobre todo por las estructuras de repetición, remite directamente a la poesía primitiva, la poesía popular, la poesía oral… ¿Hasta qué punto es consciente y, si lo es, cuál ha sido tu documentación al respecto, o tus lecturas específicas?…

RESPUESTA: Tuve la inmensa suerte de ser alumna del bertsolari Jon Lopategi, el cual venía en su Ford Orion a recogerme a la escuela en Ondarroa, mi pueblo natal. Y mientras mis compañeros estaban con las matemáticas, me juntaba con dos chicos de mi edad, ambos de pueblos vecinos, y recorríamos la comarca de Lea-Artibai cantando versos. Teníamos trece años.

Lopategui nos enseñó a amar la tradición oral, nos enseñó canciones populares, nos enseñó la rima y la métrica. Nos enseñó a entrenar la palabra. Y nosotros seguíamos entrenando incluso sin él. No lo sentíamos como disciplina, más bien era un entretenimiento. Jugábamos con las palabras y el lenguaje. El ejercicio no sólo consistía en cantar versos, primero empezamos a escribirlos. Yo disfrutaba con ambas modalidades. Fue una etapa maravillosa en la que anduve hasta los veintiún años.

Una colección de libros que me fascinaba y me sigue fascinando son las coplas de Bizkaia de Xabier Amuriza, donde recoge las coplas vizcaínas de autores anónimos desde siglos atrás hasta la guerra.

P: Supongo que se podría decir algo semejante de la atracción por los animales, la elección de lo natural como protagonista de tus composiciones, ¿no? Hay en ello también algo muy tradicional, casi tribal, de regreso a las referencias originales, elementales…

R: Quería hablar de la amistad, del amor, de la muerte… sin marcar ni la raza, ni el género… Elegir a los animales como protagonistas me acercaba al lector infantil, de tal manera que los niños pudieran sentirse identificados de una manera natural.

Todos llevamos un animal dentro que a veces nada, algunas veces vuela y la mayoría de veces ruge. Hay un breve poema que dice: “El tiempo es esa mosca que se aleja detrás de tu ventana”. Y así, el lector enseguida entiende que difícilmente lo va a poder retener entre sus manos. Es como bien dices, elemental.

P: ¿Qué te gustaría transmitir con tus poemas a los niños y las niñas que los leen? Y, según lo que has visto en tus recitales o encuentros con tu público, ¿crees que lo consigues?, ¿los reciben como tú deseas?

R: Que disfruten de la poesía, que la vivan con divertimento, como un juego que amplía su mirada y su imaginación. Que sientan que la poesía sirve para crear nuevas imágenes y juegos de palabras diferentes. Y que nos lleve a lugares que todavía no hemos “pisado”. Es lo que le pido a la poesía como lectora.

Y en cuanto a mis poemas, me gustaría que los lectores los leyeran con las orejas. Me obsesiona el ritmo y la musicalidad.

P: ¿Qué importancia atribuyes al humor, o al ingenio, en tus poemas?

R: Disfruto mientras escribo libros infantiles. Me río, hablo en alto, hasta canto los poemas. Lo que más me gusta es sorprenderme a mí misma. A veces hasta que me pongo a escribir no sé lo que va a surgir. Me gusta dejarme llevar y practicar lo mínimo la autocensura. Trabajo de ocho a tres en una oficina “muy seria”. Para mí la literatura infantil es un campo donde puedo caminar o correr con los pies descalzos.

 P: ¿Cómo ha sido tu experiencia de trabajar con Kalandraka, una editorial que apuesta claramente por el ámbito poético?

R: Ambos libros se publicaron originalmente en 2016 en euskara en la editorial Pamiela. Pamiela edita los libros de Kalandraka en euskara, pero en esta ocasión el camino ha sido a la inversa. Kalandraka nos ha dado la maravillosa oportunidad de publicarlos en castellano, gallego y catalán y así acercarnos a muchísimos más lectores. Estoy muy agradecida al estupendo equipo que trabaja en Kalandraka.

P: Hoy mismo, 22 de noviembre, a las doce, en San Sebastián, Maite Mutuberria y tú presentáis a la prensa un nuevo álbum, Barruko Hotsak… ¿Seguís en la línea de Bichopoemas y Bestiapoemas o se trata de otro proyecto?

R: Diría que sí, que seguimos explorando la misma línea, pero esta vez los protagonistas no son los animales, sino los ruidos. Es un libro que recoge la banda sonora de un día en la vida de un niño o de una niña, desde que se despierta hasta que se duerme.

P: Por último, queríamos pedirte que nos recomendaras algún libro, infantil o de cualquier género: ¿qué libros te han gustado más últimamente?

R: Unai Elorriaga acaba de publicar un cómic junto con Alex Orbe en Harriet Ediciones que se titula Sigue a la hormiga / Jarraitu inurriari, en castellano y en euskara. Se trata de una novela gráfica donde un padre y una niña de ocho años esperan a que su madre vuelva a casa después de una jornada de trabajo inacabable.