“Causa errante” de Sebastián Taberna

Causa errante

Causa errante

Taberna, Sebastián

ISBN

978-84-18178-13-9

Editorial

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Lo único malo de que lleguen hasta nuestras manos libros extraordinarios es el peligro de recomendarlos de una forma tan exultante que de algún modo los perjudique. No habría exageración en el elogio, serían aplausos nacidos de la admiración y el agradecimiento, pero podrían generar esas famosas expectativas excesivas que, a la larga, desactivaran el entusiasmo. Lectores a los que el libro les habría gustado podrían sentirse decepcionados, tan condicionados como estaban por lo apasionado de las recomendaciones… Y sin embargo… Sin embargo, hoy ha llegado a las librerías Causa errante, el primer libro del poeta pamplonés Sebastián Taberna: por aquí hay quien lo considera probablemente el mejor debut de un poeta español desde que Abraham Gragera lanzara, hace ya dieciséis años, su Adiós a la época de los grandes caracteres, pero vamos a reseñarlo como si no fuese así, con tranquilidad, no vaya a ser que alguien se espante.

Hace ya mucho, prologando a Wallace Stevens, Andrés Sánchez Robayna afirmaba que era “significativo, por el rigor autocrítico que el hecho denota, que sólo a sus 44 años decidiera el poeta publicar su primer libro”… No sé, no nos parece un argumento muy poderoso. La historia de la poesía ofrece ejemplos para todas las posibilidades, una casuística amplia: poetas que escribieron con dieciséis años poemas definitivos, autores que, como Juan Ramón Jiménez o Eugénio de Andrade, publicaban en alguna temporada dos o tres libros al año y todos magistrales, poetas muy fecundos que son también muy buenos, poetas que se hacen de rogar y son una calamidad, poetas que publican el primer libro tras jubilarse y que son un desastre… Hay, en fin, de todo. En nuestro caso, Taberna se lanza a la piscina editorial el año en el que cumple cincuenta: es alguien vinculado desde siempre al mundo del periodismo, y del reportaje, y de la crítica de música y de gastronomía…, y ante todo un lector ejemplar, por cantidad de libros devorados y calidad de la digestión, pero sólo ahora, tras muchos años de correcciones, nos ofrece esta historia en poemas, o este largo poema intermitente en el que se nos cuenta una historia: en la primera parte, “Causa”, asistimos a los momentos más altos y plenos de una historia de amor, vivida con plena conciencia de la felicidad, disfrutando de esa “excepcionalidad idéntica” que caracteriza a todos los amores venturosos… En la segunda, “Errante”, el tiempo ha pasado y “el personaje” se encuentra solo, atormentado por el final de todo lo que tanto había ardido. Y el dolor no se vive, desde luego, con menos intensidad de lo que se vivió la alegría.

Pero esto es poesía, no narrativa, y lo que más importa es el tono, no el “argumento”. La magia de este libro está en la extrema pero elaborada desnudez con la que se nos exponen las cosas y con las que el “personaje” se expresa. Lo dice en un poema titulado, precisamente, “Desnudo”: “Para llegar a ti, / no necesito nada. / Ni siquiera lo que deseo o espero”. Lo explicaba Isabel Bono en Una casa en Bleturge: cuando el amor se da de verdad, no hay que esforzarse; si cuesta trabajo, entonces no es amor, ya es otra cosa… Y con qué sencillez consigue decirse la “incompartibilidad” del sentimiento amoroso (incompartible aunque sea universal): “Cuando se fue la orquesta / te saqué a bailar al centro de la plaza. / Juntos nos deslizamos hacia un silencio / que los demás no podían entender”…

Con sólo 35 poemas (18 + 17), Taberna irrumpe en la poesía por una puerta que hay que ir agrandando para que quepa: no estamos ya acostumbrados a un fenómeno así, a un libro tan limpio y literariamente noble, a tanta verdad tan bien dicha, a tanta reflexión que no lo parece y tantas lecturas bien aprovechadas, a tanta espontaneidad laboriosa, tanta naturalidad conquistada… Causa errante es un libro que sale hoy a un mundo que lo necesita, poesía pura en todos los sentidos, talento no estridente ni exhibicionista, palabras no vociferantes… Como decía ayer Daniel Rosino, el librero de Walden, tenemos aquí el testimonio de “un amor bonito y un dolor discreto”.

Juan Marqués, ‘Las Librerías Recomiendan

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