“En el fiordo profundo” de Ruth Lillegraven

En el fiordo profundo

En el fiordo profundo

Lillegraven, Ruth

ISBN

978-84-17708-40-5

Editorial

Maeva Ediciones

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Nos ha gustado siempre la literatura nórdica, en todas sus líneas: tanto la inaugural de sus sagas, como sus extraordinarios poetas modernos (que, de algún modo, las continúan), como su famosa literatura infantil, como, por entrar ya en lo específicamente noruego, esa tosca pero también lírica corriente masculina que hace de la rudeza un valor real y que en la contemporaneidad va desde el inmenso Knut Hamsun hasta Karl Ove Knausgård, pasando por Kjell Askildsen… Más reciente, pero también ya tradicional, es la eclosión de la literatura negra por aquellas septentrionales latitudes, y esa, digamos, “moda” va ocupando espacio en nuestras estanterías de libreros y también en nuestros corazones de lectores, pues ya no queda duda de que muchas de las obras de esas novelas de intriga o misterio son literatura de primera calidad.

A ese grupo de novelas racionalmente destacables se incorpora ahora el debut narrativo de Ruth Lillegraven, que no puede ser más nórdica, desde su mismo título: En el fiordo profundo. Ese título implica ya paisajes e insinúa secretos sumergidos, que a lo largo de las páginas implican grandes cambios en el modo que teníamos de percibir a los personajes, cuyos cambios de actitud van de la mano de los sucesivos descubrimientos, como si la cotidianeidad de una familia tipo fuese, en realidad, un baile de disfraces encubierto, el festival del pasado…

Por supuesto, tratándose de una novela de investigaciones y sorpresas, no podemos explicar mucho, ni adelantar nada. Sólo avisar de la calidad de los diálogos, de la mirada sobre el paisaje (se nota que Lillegraven procede de la poesía), de la gestión de los tiempos y del modo de administrar las informaciones. No recurriremos al manoseadísimo tópico de que “en esta novela nada es lo que parece”, porque nada más recibirla la novela nos pareció que podía ser interesante, que podía ser adictiva, que podía enganchar y complacer. Y, en ese sentido, la novela es exactamente lo que parecía, lo que nuestro instinto de librero nos indicó.

Antonio Rivero, Librería Canaima (Las Palmas de Gran Canaria)