"La acompañante" de Nina Berbérova
La novela corta La acompañante arranca con una ficción dentro de la ficción: el hallazgo accidental del diario personal de una mujer rusa que murió en un estado de soledad y pobreza extremas, en una humilde pensión de París. En él, Sonia, o Sónechka, repasa su desolada vida con una mirada amarga. Tuvo una infancia difícil porque su madre, profesora de música, soltera, tuvo que cuidar de ambas como pudo, en un ambiente hostil por su estado civil y con escasos medios materiales. El estallido de la revolución bolchevique no hizo más que empeorar las condiciones generales del país, aportando más limitaciones a su magra existencia. Terminó su formación musical siendo una joven “anónima, mediocre”, poco agraciada y sin talento. Cuando la cantante María Trávina, una mujer enérgica y fascinante, decide contratarla para que la acompañe al piano en sus espectáculos, se le ofrece la oportunidad de empezar una nueva vida, rodeada de comodidades. Por fin podrá vivir en una casa con calefacción, podrá comer bien y viajar al extranjero. Pero el brutal contraste con el ambiente del que procede, así como el desigual éxito que cantante y pianista van recogiendo en sus actuaciones por los teatros y los salones de Moscú y París, la llevarán a establecer una relación de amor-odio hacia la soprano, hasta convertirse en una ambigua obsesión. La seguridad con que María actúa encarna la arrogancia de una clase social acostumbrada a estar por encima de los demás por derecho propio, mientras que Sonia se siente perteneciente al “bando de los tontos por obra de Dios”, irremediablemente destinada a ser desgraciada.
Esta novela, traducida por Marta Rebón, nos cuenta una historia muy pequeña dentro de la convulsa Europa de entreguerras, pero tiene la grandeza de poderse leer como un diminuto extracto de la hazaña de toda una clase social que lucha por abrirse paso en una época de grandes cambios. Pero la autora no tiene pretensiones reivindicativas; su narración es delicada, casi silenciosa. En este sentido, el tono del relato refleja el temperamento retraído y callado de la protagonista.
Aun así, por las venas de este relato corren a velocidades paralelas una dura crítica hacia el largo régimen zarista, que generó unas desigualdades sociales difíciles de erradicar, y una gran decepción hacia el régimen post-revolucionario, que no supo generar bienestar y seguridad en la población y que ahuyentó a los artistas. Muchos escritores, poetas o músicos se vieron obligados a abandonar el país para poder seguir creando en libertad, sin presiones, lejos del hambre y la miseria.
La autora, Nina Berbérova, abandonó Rusia en 1922 y ha seguido escribiendo en su lengua natal el resto de su vida, que se apagó en Filadelfia, después de haber vivido casi un siglo.
Chiara Delle Donne, Librería Diógenes (Alcalá de Henares, Madrid)