“El problema de la paz” de Joe Abercrombie

El problema de la paz

El problema de la paz

Abercrombie, Joe

ISBN

978-84-1362-167-8

Editorial

Alianza Editorial

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Si Joe Abercrombie hubiese escrito El Señor de los Anillos, muy probablemente a las cien páginas todos los  Pueblos Libres de la Tierra Media habrían sido pasados a cuchillo y Sauron camparía a sus anchas, Anillo Único en ristre.

El género fantástico ha cambiado mucho desde Tolkien. Abercrombie lo sabe. Los lectores también. Los que crecimos leyendo las andanzas de Frodo, Gandalf y el resto de inmortales personajes que pueblan sus páginas comprendimos que con el autor británico el viejo conflicto de la luz contra la oscuridad alcanzó su cima. Y es por eso que en el Círculo del Mundo de Abercrombie no encontraremos ni elfos, ni enanos, ni hobbits. No encontraremos, tampoco, ni grandes señores oscuros ni paladines de la luz. Nada es totalmente blanco ni enteramente negro.

Cuando El Señor de los Anillos fue ideada y escrita, a caballo entre la primera y la segunda mitad del siglo XX, la división entre el bien y el mal estaba más o menos clara. Era fácil crear un gran antagonista en un mundo ficticio cuando un gran antagonista ya asolaba el mundo real. Era fácil parir a Sauron cuando había un Tercer Reich.

Desde entonces, el mundo se ha vuelto más complejo, la división se ha difuminado y Abercrombie parece hacerse eco de esto en su nueva trilogía. En el Círculo del Mundo todo vive y muere, hiere y sangra, procrea y ama, bajo un horizonte gris y estrecho, un cenagal en cuyo interior siempre nada un pez más grande. El progreso ha llegado, acrecentando la desigualdad, el egoísmo desmedido y la barbarie. La industrialización sólo ha traído más miseria, más sangre y un regusto amargo a batería diésel.

El problema de la paz es fantasía, sí, pero es una fantasía sucia, que sustituye la épica por dolor y rabia, por una boca roja como un grito, por una herida abierta que huele a salsa de carne, que nos enseña las entrañas del capitalismo más salvaje y lanza a sus personajes a una lucha sin cuartel por la propia supervivencia.

Por lo demás, Abecrombie sigue construyendo y ampliando un mundo que ha dejado de ser un simple mapa dibujado y lleno de nombres. El Círculo del Mundo es algo vivo, real e incontestable. Un ente que crece, evoluciona y se metamorfosea. Y lo puebla con un puñado de personajes que saben hacerse oír a través de unos diálogos impecablemente construidos, que cuentan con una personalidad fuerte y marcada, cada uno con su propia voz. Y con sus propios silencios. Abecrombie quiere que ames a algunos, y odies a otros, y que sufras por todos. Y lo consigue. Lo consigue con creces.

Agapi mou, Abecrombie, agapi mou.

Sergio García, Librería Dorian (Huelva)

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