“Literatura” de Daniel Remón

Literatura

Literatura

Remón, Daniel

ISBN

978-84-322-3762-1

Editorial

Seix Barral

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La novela con la que se lanza a la piscina editorial el guionista Daniel Remón (Madrid, 1983) es un experimento muy curioso. Se trata de una autoficción oblicua o parcial que adopta la forma de cuento infantil, aunque lo que al cabo se despliega ante el lector es la rotunda victoria de la magia sobre la realidad, y de ahí, supongo, el título. El autor quiere o, mejor, necesita contar cosas de su familia, espantar fantasmas, homenajear a sus padres fallecidos, saldar cuentas, hacer un balance general de la primera mitad de su vida, mostrar una gratitud panorámica ante todo…, pero sucede que hay un niño implícito escuchando, y éste, con su afán de ficción y de sueños, no le permite en casi ningún momento ponerse muy “adulto”. Ya cierto personaje literario nos enseñó hace ochenta años y para siempre que “los adultos nunca entienden nada por sí mismos”, y aquí es la presencia de Teo la que obliga al autor a contenerse y rectificar cada vez que intenta escribir algo grave o algo atribulado: es ese niño, sobrino del autor, el que con su sola existencia y su activa atención impide que el narrador se derrumbe: no puede hacerlo porque el relato no puede apagarse antes de su desenlace. Y así es como vence la literatura sobre la realidad, o la vida sobre el mundo.

Las reseñas que publicamos en ‘Las Librerías Recomiendan’ quieren ser una invitación a la lectura, no una tertulia ‘a posteriori’ con los que ya han leído, de modo que no podemos decir mucho más, sólo asegurar que Literatura atrapa y encandila, a poco que uno mantenga una pequeña curiosidad sobre las cosas que importan. Su punto de partida es la “lista de ingredientes” con los que Teo exige que su tío construya el cuento (un coche rojo, una bruja buena, la maleta del capitán Garfio, una bruja mala, un montón de dinero…), y lo que se desarrolla es, por tanto, una “improvisación” en la que el niño recibe lo que deseaba, el autor vuelca su intimidad y su memoria y el lector asiste a todo ello con interés creciente, con complicidad.

Este libro es también no sólo un “hijo” del confinamiento de la pasada primavera, en el sentido de que fue escrito en aquellos días de cuarentena general, sino un relato que incluye esas mismas circunstancias, y ya son varios los que empiezan a publicarse y circular. Aparte, naturalmente, de los ensayos específicamente relativos al tema, oportunistas por definición y por lo general de un interés perfectamente provisional (esto es, anti-literario y, si se nos apura, anti-científico), ya hemos leído los diarios de Jordi Doce (La vida en suspenso) y Miguel Ángel Arcas (Cuaderno de Choisy), el modo en que Andrés Trapiello aborda y aprovecha la pandemia en Madrid (reseñado aquí por Daniel Rosino, de la Librería Walden) o, con un acierto muy especial, ciertas páginas de Lo que no se ve, de Jesús Montiel (comentado también aquí).

Volviendo a Literatura, hay que entender que se trata de un cuento que va naciendo “espontáneamente”, y cualquiera que haya contado un cuento a un niño por su cuenta, sin leer, sabe que en esa situación no hay vuelta atrás: cada decisión, por disparatada que sea, exige seguir hacia adelante, y es por tanto fácil embrollarse, abrir hilos que no se podrán cerrar, caer en la tentación de hacer desfilar a personajes vistosos pero comprometidos que acabarán desapareciendo sin explicaciones o desaprovechándose… Es el juego que propone Remón: el relato se va tejiendo “en streaming“, sin vuelta atrás, a la aventura…, y a la vez que se reivindica la fantasía y se defiende entre líneas su necesidad, por otra parte, y sin ninguna incoherencia, se sugiere que otra de las grandes ventajas de las literatura es su “gratuidad”, que se haga por gusto, sin obligaciones…, por amor: “Lo que escribe da lo mismo que sea esto o aquello. Sólo una cosa importa, y es que lo escribe, cuando perfectamente podría no hacerlo. No tiene prisa”.

Juan Marqués, para ‘Las Librerías Recomiendan

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