Libros de la semana - Literatura

“Se habla muchas veces del hechizo de los libros. No se dice lo suficiente que es por partida doble, está el hechizo de leerlos y el de hablar de ellos”

Amin Maalouf, Los desorientados

Entre otras muchas cualidades que tienen los libros está la que cita Maalouf, quizás la más cercana a nosotros como libreros.

Elling y Kjell Bjarne son dos inadaptados a los que la asistencia social, decide dar una oportunidad de retomar su libertad. En un apartamento en la ciudad, y con el humillante control del asistente social Frank, dos bombas de relojería humanas van, día a día, aprendiendo a desactivar su carga explosiva.

Con un humor inteligente, un estilo directo y un tono lleno de cariño por los personajes, seguimos a este par que nos recuerdan al personaje de Peter Sellers en Bienvenido Mr Chance. Dos mentes alocadas y sensibles que, poco a poco, nos llevan a preguntar si adaptarse a nuestra vida “normal” no es terminar de volverse locos un poco. Rodeados de el anciano poeta Alfons, Reidum (la vecina embarazada), Elmer, Pimentón y cada una de las personas con las que entran en contacto. Porque, para unos seres asociales como estos, cada contacto es, como hemos dicho, un momento de tensión de resultados impredecibles.

Lectura para todos, de calidad, que nos reconfortará con humor optimista, de la dureza a la que poco a poco vamos abandonando las ciudades en las que vivimos.

La verdad es que al terminar esta preciosa novela, uno no sabe si realizar una reseña del libro o hacerla de su editor. Cada frase de la novedad de Impedimenta hace que pienses en el cariño con que trabaja  una de las editoriales indispensables de nuestro país.  Cada página parece haber sido acariciada por Enrique y sus compañeros. Es un placer poder tener sus libros en nuestras librerías, acariciar lo que ellos aman y poder recomendar a nuestros lectores para que puedan sentir algo muy especial con cada una de estas vidas. La historia de La buena novela es nuestra historia, la de los amantes de los libros, pero sobre todo siento que es la historia de un grupo de personas que han decidido homenajear al libro en cada trabajo editorial que realizan. Al terminarla, he cerrado  la última página y brindado  a la salud de Enrique y los suyos, deseando que esta relación nunca se rompa y podamos seguir creyendo en el libro tal y como lo soñamos. Gracias Enrique por hacernos sentir los libros.

Ocurre en numerosas ocasiones, que las ilustraciones que contienen los libros ilustrados son de una calidad muy superior a la del texto y, aunque quizás algo descompensados, son un auténtico placer para la vista. En otras ocasiones (las menos) ocurre lo contrario: las ilustraciones que han sido encargadas a partir de un texto genial se quedan a años luz de hacerle justicia. En estos casos, aunque quizás algo decepcionados, siempre podemos disfrutar de una genial lectura. Pero existen escasas ocasiones en que se produce una simbiosis casi perfecta entre el texto y las ilustraciones. Este es el caso del libro que queremos recomendarles esta semana.

Casa de Muñecas editado por Páginas de Espuma y creado a cuatro manos por la estupenda cuentista Patricia Estebán Erles y la joven, aunque ya casi consagrada, ilustradora Sara Morante. En él nos encontraremos con una suerte de funeral, un recorrido por las estancias de una casa de muñecas terrible, siniestra, algo gótica, pero divertida a la vez, a través de los microrrelatos de una escritora que demuestra un dominio admirable del cuento, un género literario en el que predomina la concreción y en el que podríamos afirmar, parafraseando el refrán, “si breve, dos veces cuento…”.

En ese recorrido vamos acompañados por las “tétricamente” hermosas ilustraciones de Sara Morante que ilustra a la perfección esa sensación que la escritora quiere transmitirnos de que las muñecas, a pesar de ser concebidas como un juguete, a veces no cumplen su función, sino que son capaces de generar terror, de trastornarnos, de dejar de ser un objeto perfecto para convertirse en algo vivo.

Un libro ilustrado en el que no tendremos que elegir entre los textos y las ilustraciones: podremos disfrutar de ambos imbuidos de melancolía, tinieblas y belleza. Una pequeña joya (coloreada en magenta y negro, el inconfundible sello de Morante) para hacernos recordar, con crueldad, ironía y enorme belleza, los eternos miedos infantiles.

Patricia Esteban Erlés vista por Sara Morante

(Recomendación realizada para mis amigos de Librería Canaima de Las Palmas).

De 7 a 8 Paco Gallardo firmará ejemplares de su obra y después …

Realizaremos una ruta histórica por la Sevilla almohade con Paco Gallardo, autor de La última noche, y la arqueóloga Magdalena Valor.

A partir de las 8 de la tarde saldremos de la librería, llegaremos hasta Resolana por la calle Feria y bajaremos por San Luis hasta llegar al Salvador…recorreremos los mismos lugares de la Sevilla almohade que Sara la protagonista de la novela La última noche, Premio Ateneo de Novela Histórica 2012.

(Al final de su vida, en el año 1195 de los cristianos y 589 de la Hégira, Sarah Avenzoar —nieta del famoso médico Abu Marwan Avenzoar y médico ella misma—rememora su infancia en Sevilla, rodeada de tratados de poesía y medicina: allí conoce a su abuelo Abu Marwan, recién llegado del destierro, y al ilustre Averroes, ante quien se hace merecedora de la iyaza, el permiso para atender y curar a mujeres y niños. Con el paso de los años Sarah se desplaza a Marrakech y ejerce la medicina en el harén del califa, donde se verá envuelta en las intrigas políticas entre almohades y almorávides, y en las no menos peligrosas intrigas de las mujeres del harén, algunos de cuyos secretos podrían acarrearle la muerte. Basada en el personaje histórico de la nieta de Avenzoar, La última noche es un viaje a la Andalucía del siglo XII y al imperio almohade que desde Marrakech gobernaba las dos orillas del Mediterráneo, un mundo fascinante donde la suntuosidad de Las Mil y Una Noches se mezcla con un inusitado desarrollo técnico y quirúrgico, de la mano de una de las primeras mujeres que practicó legalmente la medicina. Pero ninguna medicina puede curar las heridas del alma…)