Un paseo por la literatura de Sevilla

UN PASEO POR LA LITERATURA DE SEVILLA “Sevilla es la ciudad más hermosa de España”, sentenciaba Andrés Trapiello en “La cosa en sí“, con una contundencia sorprendente pero justificable. En Sevilla y sobre Sevilla se ha escrito muchísimo, pero su belleza general y la de muchos de sus rincones se ha erigido como todo un lugar […]

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UN PASEO POR LA LITERATURA DE SEVILLA

Sevilla es la ciudad más hermosa de España”, sentenciaba Andrés Trapiello en “La cosa en sí, con una contundencia sorprendente pero justificable.

En Sevilla y sobre Sevilla se ha escrito muchísimo, pero su belleza general y la de muchos de sus rincones se ha erigido como todo un lugar común, un tópico literario, un estribillo que va recorriendo los siglos desde tanto por parte de sus ciudadanos como, sobre todo, por parte de los visitantes, ya sea a través del testimonio directo de los viajeros ocasionales o dentro de la ficción de algunos visitantes o habitantes ocasionales.

Entre estos últimos, está el mismísimo Miguel de Cervantes, quien, a pesar de que una de sus estancias más famosas y prolongadas fue en la Cárcel Real de Sevilla, dio cuenta de su apego por la ciudad en algunas de sus Novelas ejemplares, como “Rinconete y Cortadillo” o “El coloquio de los perros”.

Sobre esa “Sevilla vista por los no sevillanos” ha escrito Fernando Iwasaki un libro, Sevilla sin mapa, que es toda una declaración de amor a su lugar de adopción, y la ciudad es escenario en novelas como La piel del tambor o El oro del rey, de Arturo Pérez Reverte, o El final de Sancho Panza y otras suertes, del propio Trapiello, pasando por hitos como El burlador de Sevilla (atribuida a Tirso de Molina), el Don Juan Tenorio de Zorrilla o La estrella de Sevilla de Lope de Vega (no confundir con el sevillano Lope de Rueda). Hay, incluso, alusiones de autores que jamás pisaron la ciudad, como esa extraña digresión alegórica que Fiodor Dostoievski incrustó en Los hermanos Karamazov, y en la que Jesucristo elige Sevilla para regresar al mundo.

Ese elogio sublime contrasta con la injusta frialdad de Rainer Maria Rilke, que, en su viaje de Toledo a Ronda de 1912, paró en Sevilla y mostró poco menos que hostilidad por la ciudad, aunque, como sucedía siempre con el poeta praguense, la clave está en la subjetividad enfermiza, desviada y egocéntrica (que no ególatra) con la que asistía a todo: “no se expresaba nada que no fuera mi decepción de Sevilla, mi perpetua y múltiple decepción de mí mismo”.

El próximo 21 de octubre se inaugura una nueva Feria del Libro en Sevilla, que estará abierta y activa hasta el 1 de noviembre, y nos ha apetecido aprovechar esta feliz ocasión para darnos un paseo panorámico por la literatura de la ciudad, una ciudad que también se ha visto traducida a literatura por parte de sus propios hijos, con obras maestras como el maravilloso Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, las Rimas y leyendas de ese poeta-bisagra que fue Gustavo Adolfo Bécquer (que cambió el paradigma de la lírica en español) o ese “patio de Sevilla” infantil de Antonio Machado (quien atribuyó a su heterónimo Abel Infanzón aquellos versos sarcásticos pero en el fondo claramente cariñosos: “Sevilla sin sevillanos, / ¡oh, maravilla!”). Pero estamos hablando también de la ciudad que, andando el tiempo, se convirtió en “sede fundacional” de la Generación del 27, en ese acto famoso del homenaje al cordobés Góngora en el Ateneo de la ciudad, en cuya icónica foto no aparece el sevillano Luis Cernuda, aunque se sabe que estuvo presente. Antes, en 1916, el periodista madrileño Eugenio Noel había publicado una curiosísima Semana Santa en Sevilla.

ESCRITORES Y ESCRITORAS

Pero viniendo a lo de hoy mismo, o a la realidad más reciente, el año pasado “rastreamos” Sevilla en busca de algunas/os de sus escritoras/es, que respondieron al “cuestionario librero” de Las Librerías Recomiendan. Belén Rubiano, que en Rialto 11 contó sus experiencias como librera independiente en Sevilla, la poeta y aforista Carmen Camacho, el periodista y poeta Braulio Ortiz Poole o el todoterreno Antonio Rivero Taravillo, quien va a ejercer de asesor literario en la Feria del Libro y que pronto publicará su “memoria” de sus años como librero en la ciudad.

Fallecido hace pocos días el escritor Aquilino Duque, Sevilla sigue siendo una ciudad rebosante de buenos poetas como Victoria León y de buenas narradoras como Silvia Hidalgo, lo cual también se nota en las distintas colecciones y trayectorias de sus sellos editoriales: así la clásica Renacimiento, fundada por el poeta Abelardo Linares, la activa Fundación José Manuel Lara, los comprometidos Libros de la Herida (de la mano del poeta David Eloy Rodríguez), las más recientes El Paseo Editorial, Maclein y Parker o Barrett, que ha dado un paso de gigante con Panza de burro de Andrea Abreu, la especializada en literatura infantil Tres Tigres Tristes, o la más ensayística Athenaica, donde colabora el sevillano Ignacio F. Garmendia, uno de los mejores críticos literarios españoles (y editor reciente de las obras completas de otro sevillano estrictamente imprescindible, el periodista, narrador y biógrafo Manuel Chaves Nogales).

Han hecho de Sevilla su casa foráneos como, desde muy niña, la madrileña Sara Mesa (Premio ‘Las Librerías Recomiendan’ de ficción de 2021 por su novela Un amor), el jerezano Juan Bonilla (quien acaba de reescribir su Nadie conoce a nadie, titulado ahora Nadie contra nadie, otra de las novelas contemporáneas más relevantes en cuanto a su “sevillismo”), el zaragozano José María Conget, los onubenses Yolanda Morató y Coradino Vega, el peruano Fernando Iwasaki que mencionábamos antes, el extremeño Jesús Carrasco, el mallorquín Eduardo Jordá o el también madrileño-sevillano Tomás del Rey. La perspectiva crítica de la realidad está representada por Daniel Ruiz o Isaac Rosa, que ha regresado a su ciudad tras muchos años viviendo fuera, mientras que, por ejemplo, María Alcantarilla (Premio ‘Las Librerías Recomiendan’ de poesía de 2020 por Introducción al límite) reside en Cádiz, y el joven Juan F. Rivero, autor del maravilloso poemario Las hogueras azules, en Madrid.

LIBRERÍAS

En cuanto a nosotras, las librerías, podemos presumir de una excelente red de empresas vocacionales que contribuyen a humanizar e ilustrar un mapa más sentimental y culto de la ciudad, el alma inquieta que completa la hermosa superficie. Hablamos de librerías como Baobab, Botica de Lectores, Caótica, Casa Tomada, El Erizo de Papel, El Gusanito Lector, El Molino de Cienta, Entre Líneas, Isla de Papel, La Fuga, San Pablo, Novo Géminis, Padilla, Palas, Panella, Rayuela Infancia, Reguera, Tagore, Troa, Verbo o Yerma.

Muchas de ellas, de nosotros, junto a las instituciones administrativas y culturales de la ciudad, y junto a las editoriales y distribuidoras amigas, tenemos una cita a partir del día 21 en la Plaza Nueva.