“Primavera, año cero” de José Mateos
Primavera, año cero
Rosales Mateos, José
ISBN
978-84-9743-914-5
Editorial
Milenio Publicaciones
“El asunto sobre el que trata un libro de poemas no puede ser otro que ese mismo libro de poemas. La poesía –la vida– siempre trata de sí misma. De sí misma y del amor. Porque la poesía no puede dejar de hablar del amor sin dejar de ser poesía. No se puede organizar, ni imponer, ni prever. Sólo puede ocurrir”: así dice una de las entradas del diario Un año en la otra vida, de José Mateos, que en otra página entiende que “Estar alegre en medio de las dificultades es un signo de que se ama mucho y bien”.
Es tremenda la fuerza con la que la pandemia presente (y omnipresente) ha irrumpido en las mesas de nuestras librerías. A los previsibles ensayos sobre el tema, más o menos brillantes, o a las reflexiones generales sobre epidemias o virus, más o menos improvisadas…, se han unido ya diarios (como los de Jordi Doce y Miguel Ángel Arcas) y alusiones en novelas (como en Literatura, de Daniel Remón, recomendado aquí), libros testimoniales (como en Lo que no se ve, de Jesús Montiel recomendado aquí) o monografías (como en Madrid, de Andrés Trapiello, recomendado aquí por Daniel Rosino, de la Librería Walden)… Faltaba la poesía, aunque preveíamos (y hasta temíamos) la sobreproducción de versos que pudiera haber traído el confinamiento de marzo-mayo: a lo extraordinario de la situación se unía la obligación de permanecer recluidos, desocupados en muchos casos…, y eso podía animar la literatura, “inspirar” masivamente…
Lo que ha ocurrido, sin embargo, es una nueva lección, porque el primer libro monográfico al respecto que leemos es una obra espléndida, probablemente el mejor libro de poemas de su autor, que a su vez es con seguridad uno de los escritores españoles más especiales y realmente originales de hoy. Se trata de Primavera, año cero, publicado por Milenio, y en el que el jerezano José Mateos reúne los poemas escritos hace ahora casi un año, en aquella primavera insólita. Pero, como muy pocos entre nosotros han reflexionado de un modo más brillante y fértil que él sobre las diferencias y afinidades de la vida y la literatura (siempre en la línea de la filosofía –porque es toda una filosofía– del pintor Ramón Gaya), José Mateos ha sabido contemplar lo desconocido con los ojos de lo íntimamente asumido, asistir a lo provisional sin dejar de asimilarlo con lo que nunca cambia. De ahí la primera cita, allá arriba, y también la segunda, pues Mateos, una vez encontradas y fundadas sus pocas pero firmes certezas, no parece dispuesto a dejar de aceptar y de comprender y hasta de agradecer nada de lo que venga.
Pero “Entender algo es confirmarlo por medio del lenguaje”, decía Mateos en uno de los aforismos de Silencios escogidos, y menos mal que es así, porque si no nos quedaríamos sin la obra de autores que, curiosamente, son muy fecundos (me refiero a esa “estirpe gayista” que va desde el propio Trapiello, Eloy Sánchez Rosillo o José Rubio hasta el citado Montiel, pasando por Vicente Gallego, Antonio Moreno o Enrique García-Máiquez…, autores a los que habría que dedicar algún día un estudio que, más que un despliegue de literatura comparada, sería toda una investigación sobre la verdad). Gracias a esa necesidad de ir fijando lo vivido en textos, como si coleccionásemos la vida a través de palabras o de imágenes (pues Mateos es también un pintor muy notable), contamos con los poemas, aforismos y prosas de este autor, que aquí, insistimos, da posiblemente lo mejor de su poesía hasta hoy.
Pero de la poesía, decíamos, no se puede hablar demasiado, y por eso andamos dando vueltas. Decir que este libro trata de la pandemia es reducirlo mucho, aunque trate bastante de la pandemia. La poesía que nos gusta no trata sobre nada, trata sobre mí misma, pues la poesía es vida, es manifestación de la vida, no hay ninguna metáfora en ello. Pero sí se trata de los poemas que escribió Mateos en aquellos meses, y hay muchos que, desde sus títulos (“Canción sin confinar”, “Protegidos”…) reflejan lo que pasó, lo que pasa. Sin el más remoto ánimo de frivolizar, diríamos que el coronavirus es la “anécdota” que despierta nuevos poemas, nuevas confirmaciones, como la nacida “Un 14 de abril”:
josé mateos
6 marzo, 2021 at 10:16 am
Muchísimas gracias por esta excelente reseña. Y qué alegría que a uno lo vinculen con Gaya y con su familia literaria.
un abrazo grande
jm