Más libros de la semana de Literatura

“Yamilia” de Chinguiz Aitmátov

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Yamilia

Yamilia

Aitmátov, Chinguiz

ISBN

978-84-15509-72-1

Editorial

Automática Editorial

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Hace ya muchos años que leímos El primer maestro, de Chinguiz Aitmátov. Recordamos que nos causó una gran impresión, además de por los hechos que narra, por su forma literaria fuerte y vigorosa a la vez que poética y sencilla.

Ayer mismo terminamos la lectura corta pero gozosa de Yamilia, esta novela que nos hemos encontrado entre las recomendaciones principales de “Las Librerías Recomiendan”, traducida por Marta Sánchez-Nieves Fernández.

Estamos en las estepas y las montañas de Kazakistán y Kirguistán. Los hombres jóvenes se han ido a la guerra y son las mujeres y los niños las encargadas de cultivar la tierra, sembrar el maíz, recogerlo, molerlo y trasportarlo hasta los almacenes, desde donde la mayor parte de él se envía al frente.

Yamilia es una de esas jóvenes mujeres cuyo marido marchó a la guerra y que han quedado en la aldea a cargo de la familia y las tierras. Yamilia no es una chica como las demás, Yamilia actúa y habla como piensa y siente.

Pero no tratamos de contarte el argumento, no lo haremos. Queremos deciros, decirte a ti, y también a ti, por qué merece la pena leer a Chinguiz Aitmátov. Aunque, pensándolo bien, será mejor que no lo hagamos, que seáis vosotras quienes lo descubráis, que seas tú quien lo descubra.

A cambio sí quisiéramos resaltar este breve mensaje que la editorial deja al final del libro y que nos ha encantado. Dice así:

Automática editorial le agradece la lectura de este libro. Esperamos que disfrutara de él tanto como nosotros y le animamos a que lo recomiende, lo preste o lo regale a sus amigos”.

Seguiremos el consejo.

Leer para mejorar nuestra vida. Vivir para leer y disfrutar.

Rodrigo Gallero Galván, Librería Machado (Coín, Málaga)

“Diario de una soledad” de May Sarton

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Diario de una soledad

Diario de una soledad

Sarton, May

ISBN

978-84-16529-94-0

Editorial

Gallo Nero Ediciones

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Déjame confirmarte tus sospechas: el título de esta obra de May Sarton, Diario de una soledad, no engaña. Ciertamente se trata de un diario que transcurre durante un año de su vida, comenzándolo en 1972, y en el que desgrana y observa, cual anatomista, su propio vivir y sentir solitario. Pero has de saber que, pese a lo acotado que pueda parecer todo lo agendado propio de este estilo narrativo, este libro fluye, convirtiéndose en un libro infinito al que asirse recurrentemente. Digamos que no es un libro fácil y ligero, pero sí sencillo; tampoco es especialmente festivo, pero sí luminoso.

Pero… ¿quién es May Sarton? Y es que, aun con un prolífico currículo literario que danza desde la novela al ensayo, pasando por la poesía, el cuento y el teatro, esta autora es prácticamente desconocida por estas latitudes excepto por Anhelo de raíces, obra escrita en 1968 y que fue editada apenas unos años en España por esta misma editorial, Gallo Nero. Nacida en 1912 en Bélgica, Sarton ha de huir de las tropas alemanas al poco, de la mano de su familia, a Estados Unidos. Retornará en su juventud a Europa donde, mientras se codeaba con figuras literarias y del teatro, se gesta su primera novela. Resulta extraordinario descubrir cuán reveladores son algunos de sus escritos y opiniones en torno a la posición de la mujer en aquella época, así como de la vida en pareja, de la homosexualidad y de un mundo con prisa que huía de los placeres reposados de la vida. Entre tanto, Sarton tenía episodios de depresión.

Al respecto, Virginia Woolf, una de las escritoras con las que Sarton se topó en su estancia europea, lamentaba en su ensayo De la enfermedad que el dolor -físico y espiritual- no ocupara en la literatura un lugar equivalente al del amor o las batallas: “no existe registro de todo este drama del cuerpo”. Y es que, cuando el dolor se siente como algo único y la experiencia del sufrimiento es personalísima, resulta consolador saberse en un mismo barco. Y es que, a días ya de la última conmoración del Día de la Salud Mental, es oportuno subrayar lo importante.

En Diario de una soledad, la propia soledad no es planteada como un dilema, sino como una condición o disposición que coloca a la autora en un punto de tensión justa donde la revelación y el análisis toman partido. La soledad no es un territorio libre de anhelos, pero sí lo es para la búsqueda del equilibrio. Es el espacio y el tiempo configurado para observarse, analizar las propias contradicciones y llegar a relativizarse uno mismo. Pues si algo resplandece en la escritura de Sarton es la capacidad para no jactarse ni caer en la autocondescencia. Su lucidez y su capacidad para explorar la experiencia de manera honesta, es su propio -y un poco el nuestro- salvavidas y un punto desde donde brota la luz.

En este espacio para el ser y el sentir, hay lugar para contemplar lo cotidiano y la naturaleza. Sarton halla su religión en el cuidado del jardín y de las flores. La naturaleza, en su pureza y en su constante cambio, nos recuerda que nada permanece igual por mucho tiempo. Las flores cambian mientras se les observa; pierden para luego recobrarse. Una revelación sencilla que nos coloca en una posición de humildad y espera.

En definitiva, lo que pudiera parecer un monólogo -supeditado al formato propio del diario- se convierte en un diálogo. En sus páginas se halla la causa de los quebrantos y las inquietudes de la autora, pero también la cura. Es admirable su don de poner en pie aquello donde la palabra y el lenguaje no llegan. Por extensión, es de reconocer la exquisita y delicada labor de traducción y tratamiento del texto de la mano de Blanca Gago. El sentirse en soledad, en términos absolutos, es saberse que, ante lo importante y en términos objetivos, estamos irremediablemente solos. Pero, a veces, es importante que nos recuerden que alguien se ha sentido igual de expuesto y extraño antes que tú.

Estrella Villalba Ruiz, Librería Saltés (Huelva)

“La desaparición” de Julia Phillips

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La desaparición

La desaparición

Phillips, Julia

ISBN

978-84-18342-30-1

Editorial

Editorial Sexto Piso

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La desaparición, primer libro de Julia Phillips, publicado hace unas semanas por la editorial Sexto Piso, es una novela brillante y adictiva, una novela poliédrica y coral, estructurada en trece capítulos y un año natural (doce meses más la Nochevieja), que cuenta las historias cruzadas de trece personajes vinculados entre sí por un terrible suceso que agitará la sociedad de Kamchatka. La desaparición de dos niñas rusas (y blancas) hará aflorar los demonios de una comunidad conservadora y racista que tendrá que enfrentarse a sus propios prejuicios.

Phillips recibió una beca Fulbright que le permitió trasladarse a la península de Kamchatka para documentarse, y el resultado es redondo. Consigue la fascinación propia de una historia situada en un entorno completamente desconocido para la mayoría de los lectores, y al tiempo logra la cercanía necesaria para que el lector empatice con los personajes y mantenga el interés y la tensión constantemente. Tanto es así, que no podrás soltar este libro brillante y oscuro, inquietante y fantásticamente bien escrito.

La desaparición ha sido un éxito de crítica y público en Estads Unidos y quedó finalista del National Book Award y del National Critics Circle Award.

La traducción, magnífica, es de Francisco González López.

Almudena Amador, de la Llibrería Ramon Llull (Valencia). 

“Esto no es para vosotros y otras historias”, de Gemma Files

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Esto no es para vosotros y otras historias

Esto no es para vosotros y otras historias

Files, Gemma

ISBN

978-84-122813-3-0

Editorial

LA BIBLIOTECA DE CARFAX

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En el segundo relato de los siete que componen este volumen, titulado “Little Ease”, una joven exterminadora debe acabar con una plaga de insectos que ha infestado un edificio en ruinas en los suburbios de una ciudad canadiense sin nombre. Tras sus muros desconchados y eternamente húmedos, la protagonista encuentra casi por casualidad una serie de túneles angostos, un sistema de madrigueras que se pierde en el interior de un submundo sin nombre. Lo que la exterminadora halla allí, será mejor que lo descubráis vosotros mismos, si os atrevéis, pero baste decir que aún me provoca una desazón fría y pegajosa, como una pesadilla de verano. Es un relato asfixiante, casi claustrofóbico, donde el horror de lo arcano te encierra como un ataúd hecho de carne y donde la protagonista se enfrenta, parafraseando a Lovecraft, a cosas que han aprendido a andar cuando sólo deberían arrastrarse.

“Little Ease” es un ejemplo perfecto del concepto que Gemma Files maneja del terror. Un compendio perfecto de las inquietudes y obsesiones que jalonan el grueso de su obra. Para Files, el terror no es sólo el miedo en su máxima expresión, ese estado de paroxismo en el que el cerebro ha cedido espacio al atavismo que aún se santigua bajo las tormentas, sino que también es un ritual, una liturgia secreta y sagrada, olvidada e inesperadamente encontrada, algo repulsivo en su propia fascinación y que te entrega las llaves de puertas que nadie debería abrir. Es un horror íntimo, que se ceba en los fracasos propios con la violencia de un aneurisma, que se acerca a ti en silencio y te posa una mano en el hombro, como un viejo amigo, para apuñalarte en los ojos cuando te das la vuelta.

El terror es una puerta. Los secretos del cosmos al alcance de un giro de muñeca. El terror es la entrada a abismos grotescos e insondables, es el hospital bañado en sangre de la Escalera de Jacob, son los pasillos elefantiásicos del Hotel Overlock y el pozo donde dormita Sadako. Gemma Files nos enseña que las paredes del mundo están huecas, que tras ellas seres sin forma presionan y pugnan por liberarse. En esta madriguera de Alicia, el conejo blanco es una monstruosidad torturada desde la cuna, la encarnación de mitos ancestrales o el resurgir de los misterios de Eleusis en la era de internet.

Sus protagonistas, siempre femeninas, son complejas y honestas casi hasta la crudeza. Son creíbles, poderosas y brutales. En el relato que cierra la antología, “Esto no es para vosotros”, las protagonistas son directamente ménades antropófagas que camuflan sus asesinatos tras el velo de un salvaje ritualismo, pero aun así llego a entender las decisiones que toman y que me cuelguen si no quiero que estén bien alimentadas. Son mujeres fuertes, libres, las más de las veces rotas o a punto de la fractura debido a promesas no cumplidas de juventud. Son extraordinariamente humanas, bien delineadas y en absoluto complacientes con el lector y, por supuesto, no cumplen con los roles clásicos de madres y esposas. De hecho, es muy probable que ni siquiera levanten muchas simpatías. No están ahí para eso. Sus vidas se han visto definidas por las malas decisiones y los fracasos, la criminalidad y las relaciones truncadas. La redención que merecen nunca se les ofrece en los relatos que protagonizan, sus profundas heridas emocionales nunca cicatrizan…

Si esto no es sororidad, que baje la diosa y lo vea. Sobrevolando sus páginas, aparece en otro de sus relatos un Marsh de Innsmouth, porque la sombra de Lovecraft siempre es alargada, pero también hay ecos de Clive Barker e incluso de Koji Suzuki o Neil Gaiman. Pero son sólo eso, ecos, un condimento más que el plato completo, un juego de referencias entre Files y el propio lector o un muestrario de un bagaje exquisito e inmenso. Pero la voz de la autora se impone con el propio peso de sus ideas, con el alud de su creatividad. Si ya en Experimental Film demostró una capacidad asombrosa para romper los resortes del género, en Esto no es para vosotros y otras historias, Gemma Files se pone juguetona y se engalana con ropajes caros, en los que se ve una mezcla de estilos y con los que amplía sus influencias, pero sin perder nunca su fuerza.

A las obras de Gemma Files nos les gusta colocarse ninguna etiqueta, rehúyen el encorsetamiento de un género definido y optan por trascender sus fronteras con una sabiduría nacida de un talento incontestable. Es fácil rendirse ante este libro y aplicarle el calificativo de “brillante” antes siquiera de terminar el primer relato. Yo lo he hecho. Así que seguid mi consejo, y dejad que Gemma Files os dé caza, os canibalice y luego os escupa a medio masticar. La experiencia merece la pena.

Sergio García, Librería Dorian (Huelva)

“Isla Decepción”, de Paulina Flores

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Isla Decepción

Isla Decepción

Flores, Paulina

ISBN

978-84-322-3787-4

Editorial

Seix Barral

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Paulina Flores, santiagueña, con su primera obra, Qué vergüenza, consigue en 2016 numerosos premios, entre ellos el Roberto Bolaño. Actualmente es considerada una de las voces más innovadoras y con mayor calidad del panorama contemporáneo en lengua castellana.

Isla Decepción es una isla volcánica solitaria que se encuentra entre el archipiélago de las Shetland del Sur y la península Antártica, en el centro del estrecho de Bransfield y muy próxima a la isla Pingüino. Es uno de los destinos turísticos más importantes de la Antártida. Sin embargo, en la obra de Flores su nombre es una metáfora que adquiere aromas que poco o nada tienen que ver con lo anterior.

La novela se estructura en torno a dos historias que aparentemente no guardan ninguna relación entre sí, pero que por razones del azaroso destino terminan confluyendo. Por un lado, tenemos a una chica joven hastiada de su vida laboral y con una relación sentimental fracasada que decide huir de Santiago de Chile, iniciando un viaje de redescubrimiento personal a Punta Arenas, en la Patagonia, donde vive su padre, con el que hace ya demasiado que no se relaciona. Por otro lado, tres marineros orientales, faenando en aguas del Estrecho de Magallanes, inician su particular y funesta huida saltando del barco-factoría en el que prestan sus servicios en condiciones lamentables, prácticamente esclavistas. Uno de esos náufragos terminará irrumpiendo primero en la vida del padre y en la de la hija después, justo en el momento del reencuentro.

Isla Decepción es una novela soberbia, narrada en un estilo que recuerda a las películas coreanas de Park Chan-Wook, Kim Ki-Duk o Lee Chang-Dong, con diálogos sincopados y entrecruzados que te transportan a un rodaje con múltiples personajes, denso humo y un ritmo frenético. Es, además, una novela en la que las vidas personales de sus protagonistas se entrelazan formando un haz de intrincado tallo y consecuencias imprevisibles, de desenlace incierto que irás descubriendo hacia el final.

Lo más interesante de la novela, además de los personajes, nítidamente perfilados, con sus dudas y certezas, sus fuertes personalidades y sus controvertidas decisiones, es el ambiente físico que rodea la narración. Sus líneas nos transportan a un lejano lugar del mapa sudamericano, a la Tierra del Fuego, al fin del mundo, inhóspito, de viviendas alejadas y solitarias, donde los traumas y las heridas parecen diseminarse sobre la superficie terrestre, sobre la que los guanacos campan a sus anchas.

Rafa G. Rivas, Sputnik librería café (León)

“Los extraños” de Jon Bilbao

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Los extraños

Los extraños

Bilbao, Jon

ISBN

978-84-17553-86-9

Editorial

Impedimenta

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“El infierno son los otros”, verbalizó el filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre en su obra A puerta cerrada, y en Los extraños, ultima obra del escritor asturiano Jon Bilbao, esa sentencia se hace carne ante los ojos del lector.

Nos hallamos (antes de abordar el botín de Ribadasella), sin lugar a dudas, con el vértice creativo de Bilbao, que no elude ni su estilo narrativo ni sus más que evidentes influencias, ya palmarias en Basilisco o El silencio y los crujidos, todas ellas publicadas bajo el sello editorial de Impedimenta. Y no las elude, si no que las reafirma en una voz que ya es más que una promesa; es una voz con derecho propio a conquistar un amplio espacio de la voluntad tanto de los libreros como de los lectores.

Pero más allá de oráculos, que sólo el mismo escritor puede vislumbrar en su viaje, al introducirnos en Los extraños nos encontramos con esos personajes (ya conocidos) que se van fraguando con pinceladas a lo largo de la narración, dejando el esbozo necesario para que la trama sea coherente a la par que inmersiva. Una escena cotidiana en un pueblo cotidiano de una pareja que a todos nos parecerá reconocible. En verdad, nada singular parece que suceda durante varios tramos de la novela. Pero no es así.

Qué frágil es la paz y la tranquilidad que son buscadas con arduo deseo… Qué tenues son los lazos de una pareja que ya sólo comparte las paredes de una misma casa… Y qué fácil le resulta al hastío emerger en el instante más aparentemente inocuo, en los instantes de soledad, cuando crees que nadie te puede contemplar, cuando ya nada se puede hacer más que dejarse llevar por los acontecimientos.

Éstas son (grosso modo) las premisas por las que unos extraños personajes, unos extraños sucesos y unos extraños presentimientos se anudan al cuello de Jon y Katharina. Una especie de constelaciones de pensamientos mágicos que se dan por válidos para que toda la trama se desencadene. Hasta ellos mismos. Ya sólo queda que el lector juzgue como tajantemente veraces todos los hechos aquí narrados; o no. En verdad, y aquí está la raíz de la grandeza de Bilbao, eso no es lo importante, sino cuestionarse (cuestionarnos) por todos aquellos planes que entregamos voluntariamente al azar, como si de un experimento cósmico se tratase.

¿Merece la pena la espera o el esfuerzo cuando pueden aparecer unas personas o unos accidentes ajenos que te roben tu pasado? ¿Es la convivencia posible cuando uno desea emprender un camino?

Grandes preguntas de siempre plasmadas con toda su magnitud en menos de ciento treinta páginas.

Yo no le pido más a una novela. Le pido exactamente lo que Jon Bilbao ofrece.

Vicente Velasco Montoya, La Montaña Mágica (Cartagena, Murcia)

“Exilio Topanga” de Enrique Bunbury

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Exilio Topanga

Exilio Topanga

Bunbury, Enrique

ISBN

978-84-121693-5-5

Editorial

LA BELLA VARSOVIA

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Quien escribe esta reseña es un zaragozano nacido en 1980, de modo que no perderá mucho más tiempo en tratar de explicar hasta qué punto le tocó, por cuestiones generacionales, crecer con la música de Enrique Bunbury, y el peso que ésta tuvo en buena parte de su educación sentimental, e incluso en sus primeras intuiciones de lo que la poesía puede lograr. No es que fuera mi música favorita pero sí la que más nos importaba, la que demostraba que en nuestra ciudad pasaban o podían pasar cosas. La separación de los Héroes del Silencio en 1996 supuso mucho más que un disgusto para algunos de mis amigos: a los dieciséis años, lo vivieron con el mismo desgarro con el que se afronta la muerte de alguien muy cercano o, mejor, un cambio indeseado de ciudad.

Pasado el tiempo, mucho más estimulante que imaginar la vida de Enrique Bunbury en México, o en Los Ángeles, o en donde viva ahora (siempre fue muy hábil a la hora de ser escurridizo), es conjeturar cómo imagina Bunbury nuestra vida, la de quienes crecimos con él, la de “la gente de a pie” (expresión literalmente fantástica), y algo de eso hay en el libro que hoy recomendamos. Ha de ser raro, porque al menos hasta la publicación del LP Senderos de traición, que lo cambió todo en 1990, su vida era la nuestra, más o menos, no idéntica pero sí muy próxima, en todos los sentidos. En su excelente Toma de tierra (recomendado aquí), Bruno Galindo ha contado una visita a la habitación de un casi inédito Bunbury, que aún no se llamaba así, y, aunque Galindo es muy discreto y pudoroso con su amigo, también es revelador. Yo fui a dos o tres conciertos suyos pero nunca le conocí, y sin embargo siempre estuve seguro de que esa arrogancia que se le atribuye por sistema (o, mejor, por pereza, por no decir que por deporte) no era otra cosa que una manifestación de cierta vulnerabilidad, una coraza que protegía cierta fragilidad o, mejor, un disfraz (como su propio apellido, tomado de un personaje de Oscar Wilde) con el que disimilar o amortiguar una evidente hipersensibilidad. La actitud altiva como protección, como escudo preventivo: él sabría, supongo, que muchos no lo entenderían, que a muchos les caería mal, pero es algo que merece la pena si a cambio es más fácil que te dejen en paz.

Me sorprendió la noticia de que Bunbury iba a publicar un libro de poemas y, francamente, me temí lo peor. Ya hemos visto lo que los músicos (y los presentadores, y los políticos…) hacen al pasar del vinilo al poemario, y no me refiero a aquellos de quienes más o menos se podía esperar, sino a intentos mucho más autoexigentes y logrados, pero igualmente decepcionantes como los libros de músicos tan estimables como Xoel López o Abraham Boba. Otro músico-poeta zaragozano de talento rarísimo, Sergio Algora, no sólo decía con vehemencia que la escritura de letras y de poemas son cosas distintas, sino que, llegando mucho más lejos, afirmaba que no tenían absolutamente nada que ver, que eran mundos que se daban la espalda radicalmente, lenguajes incompatibles. Tras leer Exilio Topanga, me parece que Bunbury tendería a estar de acuerdo con esto último, pues son, para empezar, poemas relativamente narrativos, bastante prosaicos, lo cual lo aleja ya, casi por definición, de la naturaleza de las letras de sus canciones.

Es, también, un libro arriesgado, no sólo por principio (¿qué necesidad tenía Bunbury de “jugársela”, exponiéndose en una disciplina nueva, y tan difícil, cuando ya ha destacado universalmente en otra?…) sino por su propuesta: es un libro de desarraigo profundo, el testimonio de un apátrida en busca de un hogar acaso definitivo, y eso siempre va a ser difícil de expresar. Y de hecho él “escurre el bulto” un poco, y más que a contar su periplo se dedica a observar el desplome de lo que lo rodea, la gente con la que se cruza (con una actitud que tiene algo de Poeta en Nueva York: “La ciudad es un hormiguero, / energía echada a perder”…), digresiones generales, más o menos inteligibles, que sin embargo no despistan del corazón del libro, de su sentido, sino que lo apuntalan, lo enfocan, nos ayudan a entender que esa peripecia es inseparable del contexto, de lo que sucede cerca, de los cómplices y los antagonistas, del momento histórico, político y personal, del color local (y “local” remite aquí a lo californiano) e incluso de la propia tradición poética, aunque también hay cierto balance autobiográfico que, pudorosamente, no llega a alcanzar lo demasiado confidencial. Y hay hasta un humor totalmente insólito en Bunbury (no el humor en sí, sino este humor), que a veces afecta también a la cultura, como al afirmar sartreanamente que “¡el infierno son las obras!”.

Incurablemente barroco, con un exceso de cosas que decir, con una verborrea que no llega de ningún modo llega a la glosolalia de muchos poetas desaforados, Enrique Bunbury ofrece en Exilio Topanga un buen retrato de lo que tiene delante, con “excursiones” al pasado y a otras ciudades, con hondura analítica y con imaginación creativa, con agobio cultural acumulado y con experiencia personal, con introspección y con “examen de conciencia”, con una enorme batería de referencias culturales y sociológicas que van desde lo popular y hasta lo vulgar hasta la erudición (no muchas estrellas del rock ni de Hollywood se habrán preocupado tanto por investigar los orígenes del lugar que habitan, su orografía, su población original y la llegada de los “pioneros”…). Un nuevo debut del que sale perfectamente airoso y que, coherentemente, puede tener algo de renacimiento individual.

Juan Marqués, ‘Las Librerías Recomiendan

“La historia de la nostalgia” de Natàlia Romaní

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La historia de la nostalgia

La historia de la nostalgia

Romaní, Natàlia

ISBN

978-84-18059-68-1

Editorial

Catedral

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Una ficción magistral construida de forma precisa y fluida.

Partiendo de un triángulo amoroso que surge en el seno de una prestigiosa universidad americana, la autora teje un entramado sutil de relatos que cruzan nuestra historia reciente, desde el drama vivido por las poblaciones de la Europa central en el siglo XX hasta el shock del 11S.

Con un lenguaje económico y literario a partes iguales, enriquecido por reflexiones filosóficas cultas y profundas, Romaní perfila un puñado de personajes peculiares y atractivos que enseguida atrapan la atención. La lectura se vuelve elástica, siguiendo las curvas de una narración rica, que ahonda en la personalidad de cada uno de los actores y en cada una de sus historias, todas únicas y apasionantes, hasta converger delicadamente en un final casi natural.

La protagonista central es Sarah Greenfield, estudiante de literatura en la universidad de Pembroke, en Estados Unidos. La joven entra en un grupo de estudio selecto dirigido por el profesor Gardner, para el que decide realizar un trabajo sobre Ludovico Settembrini, un personaje que aparece en La montaña mágica y que siempre le ha intrigado. Huérfana de padres, fue criada por su tía Emilia, psicoanalista de renombre. Se refugió en los libros desde pequeña: “había confiado en la literatura para sobrevivir”. Animada por su profesor y amante David Goldman, llega a Trieste para conocer al escritor italiano Claudio Magris, que supuestamente la ayudará en su investigación. Junto a él emprenderá un fascinante viaje en coche a través de lugares emblemáticos de la antigua Yugoslavia, llegando al corazón de una Europa herida, entre restos de dolor y memoria.

Mientras, en otro plano de la novela, Emilia Sobesky, tía de Sarah, elabora un plan un tanto enrevesado para que Laura, esposa de David, se reconcilie con su madre, internada en una residencia. Cree que sólo así la mujer comprenderá la inutilidad de un matrimonio que ya no hace feliz a nadie. Alrededor de esta trama irán moviéndose, como en un fascinante  caleidoscopio, todos los demás personajes, tanto que Natalia Romaní, la propia autora, se hace un hueco en la novela como un personaje más.

Chiara Delle Donne, Librería Diógenes (Alcalá de Henares, Madrid)